Quizás creciste en la época en la que se consideraba que el arte era sólo un entretenimiento superficial, y que cualquier práctica artística era un “pasatiempo”.
Pasaron las décadas y, afortunadamente, la mirada cambió. Ya no tenemos la imagen del artista bohemio viviendo en altillos despreocupado del entorno material. Ahora, cada vez más personas se animan a experimentar en algún área de expresión creativa.
Ni hablar de la función que está cumpliendo el arte en la cuarentena. Hay más tiempo para pintar, es atractiva la posibilidad de sumar a los chicos a la actividad y se necesitan momentos de diversión familiar.
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Aunque pienses que lo artístico no es lo tuyo, es probable que alguna de sus ramas pueda ayudarte con las emociones, la capacidad de concentración, la salud mental, e incluso con la salud física.
El arte es expresión y comunicación e implica procesos absolutamente necesarios para mantener la salud. No hablamos aquí de cuadros colgados en los museos, sino de enchastrarse las manos, de jugar con los colores, de componer y crear a nuestro gusto.
¿Notaste que los nenes se expresan más con sus dibujos que con sus palabras? Es que los seres humanos tenemos capacidad expresiva desde que nacemos. Luego viene la comunicación compleja, que se da con el lenguaje. La adquirimos en los primeros años de vida y a veces no se desarrolla con la sutileza necesaria o la variedad de uso de palabras que se precisa para expresar sentimientos profundos.
Hasta que eso sucede, el arte visual cumple la función de expresar aquello que no puede ser puesto en palabras y funciona como un puente que “dice” algo a los demás.
Una persona podrá alegar “no sé nada de arte y dibujo pésimo”, pero justamente eso es lo que está cambiando. ¿Para qué necesitamos dibujos precisos si tenemos fotografías? El arte está para otra cosa, quizás más vinculada a sus orígenes.
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Aunque copies una obra o pintes un diseño de un libro, estarás dándole tu propia mirada, tus decisiones de color, tu tiempo, tu visión original sobre esa obra. Es el proceso dedicado a esa tarea la que te ayudará a poner los pensamientos en otro lado, fuera de las preocupaciones diarias y te conectará con el costado creativo que todos tenemos.
El arte vence las barreras idiomáticas e incluso culturales, y nos trasciende. Una obra perdura en el tiempo y es un modo de plasmar el mundo tanto externo como interno. Las esperanzas, los temores, las alegrías y las angustias, lo cual es compartido por otras personas y nos acerca como humanos.
Si elegís pasar la tarde coloreando un mandala o decorando almohadones, no tenés que preocuparte, nada es más importante en ese momento.
Quizás tu capacidad de expresar esté bien canalizada por otros medios. Pero en algún momento podés intentar abordar alguna técnica, aunque sea, hacer manchas de tinta o jugar a garabatear con una birome negra, es una destreza creativa fantástica.
No hace falta que hagas grandes obras, pero sí es importante que dejes el “camino de la expresión” preparado y sin obstrucciones para que puedas relajar tu pensamiento y volver a disfrutar como cuando eras un chico.
Comunicar siempre va a ofrecer ventajas. Es una de las maneras de mantener la salud emocional fortalecida y te ayudará a vincularte tanto con vos mismo como con otros. También te aseguro que puede darte muchas horas de diversión y juego. Vale la pena probar, ¿no?
(*) Laura Podio es licenciada en Arte y Psicóloga (M.N. 66.722), fundadora y directora de PSIDEAR Psicología desde el Arte.
