Al igual que la llegada de un nuevo año, la primavera es una ocasión en la que muchas personas se proponen hacer un cambio saludable desde lo físico y lo psíquico. Entre las metas por alcanzar están dejar el cigarrillo, alimentarse mejor, comenzar una nueva rutina de ejercicios o replantearse situaciones vinculares, como por ejemplo, con la pareja.
Los objetivos pueden ser múltiples, pero para el psicoanalista Juan Carlos Tessone, el problema radica en por dónde empezar. “Conviene tener en claro si el cambio es algo que uno realmente desea o si la motivación viene de afuera, como de los padres, los hijos, los cónyuges o los jefes”, sostiene. Y agrega que si bien realizar modificaciones no es fácil, quiebra la monotonía.
Con la llegada del calor, muchos comienzan a pensar en una dieta. Mónica Katz, médica especialista en Nutrición, asegura que, a partir de agosto, las consultas comienzan a aumentar, y que “para llegar con un cuerpo más cómodo en primavera y verano no hay que proponerse inalcanzables, ya que el éxito no es más que la distancia entre la expectativa y los resultados”.
Para Katz, un plan alimentario debe ser suficiente, de acuerdo con la edad del paciente y de la cantidad de calorías que necesita; placentero, porque sin gusto es imposible sostenerlo; compartido, ya que la mesa no sólo sirve para ingerir alimentos sino para compartir cómo fue el día de los seres queridos; sostenido en el tiempo y sustentable.
Por último, para quienes prefieren los deportes al aire libre es época para volver a tomar carrera, entre ellos los corredores que abandonan su rutina durante el frío extremo. Preparadores físicos confirman que una temperatura de 21 grados es la óptima para el cuerpo humano, por lo que, con la primavera, se terminan las excusas para no moverse.
