No hay dudas de que lo que impulsa a aumentar el busto suele ser un tema estético. Una tendencia que comenzó en los 90 y que aún se prolonga, aunque muchos creen que "pasó de moda". La propia Jimena Cyrulnik, quien se operó para agregarse mamas en 2012 para ser talla 95, lo definió así tras confirmar que se sacaría porque se "sentía incómoda con lolas tan grandes".
Ahora... la reducción mamaria, ¿también es un tema estético? Si bien el caso de Cyrulnik sí lo es, según el doctor Eduardo González (M.N 52.526), vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología y jefe del Departamento de Mastología del Instituto de Oncología Angel H. Roffo, en general, las mujeres deciden achicarse el tamaño de los pechos para evitar problemas de salud, aunque muchas lo hacen por venguenza también.
"No me reconocía. Me veía desproporcionada. Soy XS de hombros. ¡Entonces tener 95, que no suena tanto, era too much para mí!”, dijo la panelista.
Muchas veces el peso excesivo de la mama les causa problemas de postura o de columna. Dolores de cuello y espalda, deformidades de la columna, irritación de la piel y problemas respiratorios pueden ser algunos de los inconvenientes. También existen casos como el de Angelina Jolie, que se sometió a una cirugía para prevenir un posible cáncer de mama.
Como toda operación, la reducción mamaria no es una intervención simple, por eso es fundamental consultar a un especialista idóneo. El mastólogo deberá analizar antecedentes de enfermedades y hábitos de la paciente, e informar detalladamente cómo será la operación que se practicará.
Es importante que la paciente sepa que al tratarse de una cirugía, existe alguna posibilidad de complicaciones como hemorragias, infecciones, o reacciones a la anestesia, así como también se podría perder la sensibilidad en sus pezones.
Una vez realizada la operación es importante seguir consultando habitualmente al mastólogo, y realizarse mamografía, ecografía mamaria y resonancia magnética de mamas, afirma González.
