Lo importante a saber es que la base de una buena convivencia es el respeto, la comunicación y el poder establecer juntos -de forma clara- las normas de la casa. En cada pareja, las reglas serán distintas.
“Muchas veces estos acuerdos de convivencia quedan implícitos, ya sea por miedo a la reacción del otro o porque obviamos esta parte, dando por hecho que la otra persona se maneja igual que nosotros y tiene los mismos hábitos. Pocas veces ocurre esto, por lo que se recomienda hablar de antemano, poner en palabras los aspectos que vamos a ceder y aquellos que no estamos dispuestos a cambiar para evitar conflictos futuros”, recomienda Eliana Álvarez, licenciada en Psicología (M.N. 68.245).
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Empezar una vida en común es apasionante y debe ser divertido. Mantener la pasión es clave para hacer más fuerte el vínculo emocional entre dos personas que viven juntas. La psicóloga recomienda que no se pierda la llama y que se apoye al otro de manera incondicional cuando más lo necesita. Hay además que acercarse al otro de manera saludable y libre para que los conflictos no pasen de una pequeña discusión y se solucionen con comunicación y respeto.
Una regla básica es aclarar desde un inicio quién va a aportar qué en la casa. No importa qué tan sencillo te parezca este punto, pues en un futuro se ahorrarán grandes peleas con respecto al tema económico. Una gran idea es que saquen la proporción de lo que pagarán de acuerdo al sueldo de cada uno.
Cinco claves para una buena convivencia
- Distribuir las tareas del hogar. Por ejemplo: uno cocina y el otro lava los platos.
- Respetar el espacio del otro: estar viviendo con otra persona no significa que queramos compartir todo y en todo momento.
- Cuando existan incompatibilidades, escuchar y buscar el consenso.
- Si algo nos molesta, decirlo. No guardemos el enojo.
- Expresar nuestros afectos a diario y disfrutar de la compañía fortalece el vínculo.
Cuando empezamos a conocer a alguien, atravesamos una etapa de enamoramiento, momento en el cual solo nos limitamos a ver los aspectos positivos del otro: idealización, reinando el amor, la tolerancia y la compresión.
“Ahora bien, debemos saber que si pensamos en convivir, vamos a atravesar otras etapas, donde también nos enfrentaremos con lo malo de su personalidad. Pero esto no es alarmante, porque si bien se compartirán desacuerdos y preocupaciones, también se compartirán nuevos proyectos en compañía”, enfatiza Álvarez.