El impactante asesinato de Fabián Gutiérrez ocurrido hace una semana en El Calafate, entre muchos análisis e interpretaciones, reflotó una cadena que enlaza eslabones de personajes polémicos del círculo íntimo de la familia Kirchner. Gutiérrez, exsecretario de Néstor y Cristina, tuvo la particular coincidencia con otros colaboradores del poderoso matrimonio: de la nada, en pocos años, se hicieron millonarios. Como él, Rudy Ulloa Igor, Daniel Muñoz y Lázaro Báez, son un claro ejemplo de progreso económico explosivo e injustificado.
Entender este singular denominador común de hombres que se relacionaron con el matrimonio político fuerte de Santa Cruz es repasar sus trayectorias. Fabián Gutiérrez pertenece a una familia peronista de la provincia. Comenzó a militar en el PJ y tuvo su primer trabajo como cadete, en 1994, en la Caja de Servicios Sociales de Santa Cruz. Un año después se relacionó con Néstor y fue su secretario en la Gobernación y luego en la Presidencia. Participó de reuniones, viajes, actos y asados del poder. El contrato laboral se extendió con la gestión de Cristina, desde 2007 a 2010. Entró con un patrimonio declarado de 52.590 pesos y al dejar la función pública creció un 765 por ciento. Su impresionante fortuna incluía 36 inmuebles repartidos en Río Gallegos, El Calafate, Ushuaia y Buenos Aires. Además, mostró debilidad por los autos y barcos de lujo. Las cuantiosas inversiones también apuntaron a terrenos, empresas y hoteles.
// El crimen de Fabián Gutiérrez detonó la guerra política
Otro fiel exponente de este explosivo crecimiento patrimonial es Rudy Ulloa Igor. También de origen humilde, su familia llegó a Río Gallegos desde Puerto Natales, al sur de Chile. Fue cadete en el estudio jurídico de Néstor Kirchner y más tarde chofer en la intendencia local y en la Gobernación. Poco a poco fue ganando la confianza por su incondicional lealtad y se convirtió en el dueño de un emporio mediático. La pauta oficial engordó su cuenta bancaria y la grosera ostentación lo mostró como nuevo rico. Empresas, supermercados, financieras, propiedades y negocios inmobiliarios fueron un semáforo para que la justicia pusiera la lupa en su figura. El juez Claudio Bonadío lo procesó como integrante de una asociación ilícita en la órbita del Ministerio de Planificación Federal.
Daniel Muñoz, secretario privado de Néstor Kirchner, murió de cáncer en 2016. También amasó un patrimonio injustificable como empleado público. Los oscuros negocios en el poder asociaron su nombre con testaferros, paraísos fiscales y botines de la corrupción. Llegó a tener 30 propiedades inmuebles, un departamento en Miami y otros dos de lujo en el Plaza Hotel de Nueva York, valuados en 17 millones de dólares. La sala I de la Cámara Federal porteña confirmó el procesamiento de 24 imputados en la trama millonaria por la compra de inmuebles de Muñoz y su esposa Carolina Pochetti. Ambos fueron embargados por 4300 millones de pesos. La lista de inversiones del exsecretario presidencial se completaba con un complejo de cabañas en Lago Puelo, propiedades en Mar del Plata, Neuquén, El Calafate y cocheras en los barrios porteños de Belgrano y Palermo. Miriam Quiroga, otra exsecretaria del presidente Kirchner, contó en los tribunales cómo Daniel Muñoz movía bolsos con dinero desde Buenos Aires a Santa Cruz.
Lazaro Báez es, quizá, el mejor ejemplo para redondear esta cronología de millonarios del poder. En 2003, cuando comenzó su relación con los Kirchner, sólo tenía en su patrimonio una modesta casa en Río Gallegos y un puesto como empleado en el Banco de Santa Cruz. Durante 12 años acumuló 1412 propiedades, campos, hoteles, inversiones, vehículos, aviones y bienes como dueño de la empresa Austral Construcciones, imán de la obra pública de Santa Cruz. Su fortuna, de acuerdo al Tribunal de Tasación de la Nación, es de unos 205 millones de dólares. Multiprocesado por lavado de dinero, incrementó su patrimonio entre 2004 y 2015 un 12.127 por ciento. Está detenido desde hace 4 años y 2 meses en el penal de Ezeiza, lejos de esos lujos que supo conseguir. Por estas horas está por lograr la prisión domiciliaria, ordenada por un polémico fallo de la Cámara de Casación. Le fijaron una fianza récord, algo que no parece un problema para sus abultados bolsillos. Por lo visto, aunque soplan nuevos vientos en las veletas de los tribunales, hay personajes que difícilmente algún día puedan justificar sus fortunas.
