De todas las cosas que dijo Mariano Martínez Rojas, la principal tenga que ver con el rol clave que jugó Marta Cascales, esposa de Guillermo Moreno. Estamos hablando de una denuncia de un señor que le compró los medios de comunicación kirchneristas Tiempo Argentino y Radio América a Sergio Szpolski, aunque se encargó de decir que en realidad eran de Cristina Kirchner.
El empresario acusó a Cascales de haber sido la que estructuró el lavado de más de 2 mil millones, además la supuesta recaudadora. Cuando uno va a su trayectoria como escribana se encuentra con cosas que vale la pena certificar. Tienen una relación con Cristina más estrecha de la que nos podíamos imaginar, fue directora de Arsat, uno de los lugares más importantes que dependían de Julio De Vido y Alexandra Minnicelli.
Martínez Rojas acusó a Moreno y Cascales que propiciaron un negocio ilegal por el cual se importaban miles de contenedores con contrabando y, a través de una presentación ficticia, se reclamaba al Estado para que les diera los dólares para poder importar, con autorización de Guillermo Moreno y parte de la Justicia. De esa manera recibían dólares en aquella época a seis pesos, cuando estaba a 12.
Según la denuncia, Cascales tenía la responsabilidad del diseño de las sociedades fantasmas que en la mayoría de los casos estaban presididas por jubilados, indigentes, o gente insolvente. Una de las más conocidas sociedades de esa característica ha sido la sociedad trucha donde estaba como jefe Sergio Schoklender, con complicidad con Hebe de Bonafini, que servía para desviar los fondos que le daban del Estado para construir viviendas populares.
Pero hay algo más grave de lo que Martínez Rojas sostuvo en la explosiva entrevista. Es cuando plantea que tiene 72 kilos de documentación probatoria de lo denuncia: hace correr un frío por la espalda de la República cuando alguien que trabajó con empresarios kirchneristas sostiene que no viene a la Argentina porque tiene miedo a que lo maten.
