El fútbol argentino tocó el cielo en Qatar en 2022 con la tercera copa del mundo de la Selección de Lionel Scaloni.
Esa gesta puso a la Scaloneta en el altar máximo, con Messi como emblema indiscutido, pero también empujó hacia arriba la imagen de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y de su presidente, Claudio “Chiqui” Tapia, que se subieron a la misma ola de consagración deportiva.
La conversación digital de aquellos meses respiró euforia y orgullo.
Sin embargo, el efecto benéfico de ese capital simbólico se diluyó con el tiempo y dejó a la vista una escena muy distinta: la de un fútbol local que queda lejos de la imagen de una liga a la altura de un campeón del mundo.
El estallido del escándalo por el “campeonato designado” a Rosario Central funcionó como disparador de un malestar que ya recorría la base hincha.
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Simpatizantes de decenas de clubes de Primera División y del ascenso encontraron en ese episodio un punto de condensación para sospechas en torno al poder de la AFA.
Los arbitrajes polémicos, cuando no directamente escandalosos, y el uso de un sistema VAR bajo sospecha constante alimentaron un humor futbolero cada vez más hostil hacia las autoridades del fútbol argentino.
Ese clima derivó en una cadena de cánticos de repudio contra Tapia y su círculo más cercano en canchas de todo el país.
La conversación en redes recogió ese murmullo y lo amplificó.
El social listening sobre los últimos tres años de menciones en redes sociales muestra cómo ese enojo que primero se expresa en la cancha ingresa después en la esfera digital y se transforma en narrativa compartida: memes, hilos, posteos, insultos, chistes y análisis que giran alrededor de la misma idea central, la sospecha sobre la conducción del fútbol argentino.
Los años pasan… la gloria se corre de lugar
La serie histórica de menciones en redes sociales durante los últimos tres años pone en contexto el estallido actual y dibuja con claridad un desplazamiento del foco de la conversación: de la pelota a la dirigencia.
Durante el ciclo de Qatar 2022, el protagonismo recayó en Messi y en el fútbol como espectáculo global.
En noviembre y diciembre de 2022, el capitán de la Selección superó con comodidad los tres millones de menciones mensuales por parte de usuarios geolocalizados en la Argentina, mientras el universo “fútbol” se ubicó en torno al millón de registros.
En ese pico de gloria, la AFA y Tapia caminaron muy por detrás: alrededor de 150 mil menciones para la AFA y menos de 100 mil para Tapia en esos meses.
El sistema dirigencial ocupó un lugar de reparto dentro de la épica de la Scaloneta; el relato dominante celebró a los jugadores y al cuerpo técnico, mientras la institución madre del fútbol argentino se mantuvo en un plano más discreto.
Después del Mundial, el volumen bajó para todos los actores, pero la jerarquía interna se mantuvo.
Messi y el fútbol siguieron en la parte alta del gráfico; AFA y Tapia permanecieron en un segundo escalón durante buena parte de 2023 y el inicio de 2024, con un piso de 30 a 60 mil menciones mensuales en las redes argentinas.
El relato del campeón del mundo todavía ordenó la conversación, incluso por encima de las primeras polémicas arbitrales.
El punto de quiebre llega desde mediados de 2024 y se acelera a lo largo de 2025.
En este tramo, las curvas de AFA y Tapia pegan un salto visible: superan con frecuencia las 100 mil menciones mensuales y, en los últimos meses del período analizado, trepan hacia la zona de 400 mil menciones, con la AFA y el presidente casi cabeza a cabeza.
En paralelo, el volumen de conversación sobre Messi y el fútbol se estabiliza en un nivel mucho más bajo que el de la fiebre mundialista, alrededor de 200 a 600 mil menciones mensuales.
La pasión se mantiene, pero ya no ocupa el mismo lugar desbordado de finales de 2022.
El resultado es un desplazamiento nítido del foco.
En el cierre de 2025, AFA y Tapia dejan de actuar como personajes secundarios y pasan a disputar el centro de la escena digital con Messi y el fútbol en general.
La conversación ya no se organiza solo alrededor de la admiración deportiva, sino en torno al escándalo del “campeón designado”, los arbitrajes sospechados y los manejos financieros opacos de la conducción de la AFA.
Mirado desde una perspectiva comparativa, en un año, de diciembre de 2024 al mismo mes de 2025, las menciones a Claudio Tapia en redes sociales argentinas saltan alrededor de 860%.
Las referencias a la AFA crecen algo más de 540%.
En ese mismo tramo, las menciones al fútbol en general aumentan menos de 90% y las alusiones a Messi suben apenas alrededor de 5%.
La conversación no solo crece: se reordena y privilegia a un nuevo protagonista: el sistema dirigencial.

Sentimientos en retirada
En torno a la copa del mundo de diciembre de 2022, los cuatro actores analizados quedan relativamente alineados en el plano emocional.
La AFA llega a un sentimiento neto (NSR por sus siglas en inglés) de aproximadamente +23 puntos y “Chiqui” Tapia se ubica en una zona levemente negativa, cercana a -30.
Al mismo tiempo, Lionel Messi se mueve en valores algo positivos y el fútbol como tema general permanece casi neutro.
La épica mundialista empareja la reputación.
Dirigentes, Selección y juego comparten el mismo “cielo emocional” y la conversación digital refuerza esa atmósfera de gratitud y orgullo.
Desde 2023, la curva se abre y, a partir de 2024, se instala una brecha muy marcada.
La AFA entra en una franja roja persistente, con valores que oscilan entre -40 y -77 puntos NSR.
Tapia cae todavía más abajo, con tramos que tocan -83.
Se trata de una caída reputacional sostenida, alimentada por los arbitrajes bajo sospecha, el funcionamiento del VAR y la percepción de un campeonato que se define en los escritorios y no en la cancha.
En paralelo, la figura de Messi conserva un colchón de legitimidad que el escándalo no perfora.
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Más allá de algunos meses puntuales en negativo, el NSR del capitán se mantiene cerca de la neutralidad y vuelve a valores claramente positivos hacia diciembre de 2024.
El vínculo emocional de los argentinos con Messi resiste los golpes que recibe el sistema dirigencial.
El fútbol como espectáculo sufre un desgaste, pero no se hunde al nivel de la AFA y de Tapia.
Registra altibajos, refleja cansancio y bronca en ciertos tramos, aunque incluso muestra un pico positivo fuerte en octubre de 2025, asociado al disfrute del juego y de las competencias, más que a la política de la casa madre.
En síntesis, entre 2024 y 2025 el social listening dibuja un divorcio emocional entre la pasión por el fútbol y la valoración de quienes lo conducen.
Más que un enojo pasajero, los datos describen un quiebre reputacional estructural para la AFA y para Tapia, que el escándalo del “campeonato designado” a Rosario Central y la dura sanción contra Estudiantes de La Plata consolidan y vuelven visible en la conversación pública.
La gloria de Qatar queda en el recuerdo y el presente digital del fútbol argentino se organiza alrededor de otra palabra clave: desconfianza.



