La “ancha avenida del medio” es una metáfora de Sergio Massa. Viene de las elecciones presidenciales de 2015, de cuando el tigrense se ofrecía como alternativa a la polarización entre el kirchnerismo y Cambiemos, la alianza del PRO, los radicales y la Coalición Cívica.
Pero, al final, la avenida del medio no fue tan ancha, porque Massa salió tercero, y al balotaje llegaron Mauricio Macri y el por entonces kirchnerista Daniel Scioli.
Leé también: ¿Cuánto poder simbólico retendrá Cristina Kirchner presa?: los consultores políticos están divididos
El propio Massa dejó en claro el pasado miércoles que desde hace mucho en la política argentina ya no hay lugar para “tibios” que estén “en el medio”, cuando se mostró sonriente frente a las cámaras acompañando a La Cámpora -cuyos “ñoquis” alguna vez prometió meter presos- en la marcha contra el fallo de la Corte Suprema que confirmó la condena a Cristina Kirchner: el exministro de Economía decidió dejar definitivamente su propia propuesta de la avenida del medio para tomar por las rutas de la provincia de Santa Cruz, financiadas con enormes sobreprecios por Vialidad Nacional, según estableció la Justicia. Próximamente en los tribunales: cómo buena parte de esos sobreprecios fueron a parar a los hoteles de la familia Kirchner.
¿Más pruebas de que no hay avenida del medio?
Otra prueba de que en la Argentina hoy no hay tal “avenida del medio” la dieron las elecciones legislativas en la ciudad de Buenos Aires, el pasado 18 de mayo, cuando el escenario lo ocuparon La Libertad Avanza y el peronismo, desplazando al gobernante PRO a un tercer lugar desde el que apareció “mirando por TV” el duelo político entre libertarios y peronistas. La política argentina le dice una y otra vez que no a una “avenida del medio”, y el partido fundado por Mauricio Macri terminó “expulsado” por la nueva grieta en su propio distrito.
En lo único en que se ponen de acuerdo Cristina Kirchner y Javier Milei es a la hora de odiar al periodismo independiente. La propia Cristina Kirchner admitió el mismo martes en el que se comunicó el fallo de la Corte Suprema que confirmaba su condena que ella coincide plenamente con el libertario en el insulto favorito de Milei a los periodistas de que son “ensobrados”, según le dijo a la militancia frente a la sede del Partido Justicialista en la calle Matheu.
Pero fuera del desprecio al periodismo, en todo lo demás, entre el kirchnerismo y los libertarios hay un abismo, o por lo menos de ambos lados de la grieta hacen un gran esfuerzo por mostrarlo bien profundo.
Qué dicen los analistas
Los analistas ya se empezaron a preguntar si esta polarización ya crónica de la política argentina responde al sentimiento del electorado o es solo un buen negocio para la política.
Las encuestas que miden la opinión pública están mostrando que hay vida más allá de la grieta: un sondeo nacional de FGA, la encuestadora de Federico González, confirma que la grieta es realmente mayoritaria, pero muestra que también está dejando a muchos votantes fuera de juego que quedaron literalmente huérfanos de representación política.
Los encuestadores, antes de una elección legislativa, suelen hacer pronósticos electorales en países en los que los partidos virtualmente desaparecieron o fueron cooptados por liderazgos y personalismos -como en la Argentina- preguntando indirectamente si los votantes prefieren votar a un candidato que apoye o que se oponga a tal o cual otro líder político.
González hizo una suerte de “experimento social” al preguntar en mayo, si en las próximas elecciones legislativas de octubre los argentinos preferirían votar por “una opción que apoye a Milei”, que obtuvo el 25,5 por ciento, por una opción que se oponga a Milei, que fue elegida por el 43,4 por ciento, o por una opción “que apoye a Milei, pero que, también, le ponga límites”: esta última opción obtuvo el 20,8 por ciento.
Proyectando el diez por ciento de indecisos de ese sondeo, la suma total de votos a favor de Milei se acercaría casi al 50 por ciento. Pero la opción de “apoyo restrictivo” o limitado al Presidente llegaría al 23 por ciento: la “avenida del medio” luce mucho más ancha de lo que permiten ver las llamaradas y chispas de la “grieta”.
Si hubiera en la Argentina para las legislativas de octubre una opción política nítida que apoye a Milei, pero a la vez prometa limitarlo, la avenida que alguna vez había prometido Massa sería suficientemente “ancha” como para apoyar al líder libertario con la condición de evitar que se salga de los carriles: podría ser un muy buen “negocio político” para quien decidiera ocupar esa demanda insatisfecha del electorado.
¿Podría ser el PRO de Mauricio Macri el que capitalice la orfandad de los votantes moderados o hartos de la grieta? Hoy no está a la vista esa opción, y el expresidente se resignó a dar la curiosa instrucción de que en las próximas elecciones legislativas bonaerenses del 7 de septiembre, los candidatos del PRO que quieran, se pasen a las listas de La Libertad Avanza “pero con dignidad”.
El Riesgo País
Pero si surgiera la necesidad de Milei de seguir gobernando en coalición con los más moderados del PRO -si lograran mantener las bancas que pondrán en juego en octubre- esa alianza podría ser también buen “negocio” para su gobierno, aunque suene contradictorio: hoy el Riesgo País, indicador clave que pronostica la posibilidad de un país de atraer capitales e inversiones, sigue demasiado alto, aún a más de un año y medio de la gestión Milei.
La semana corta que pasó, el índice que mide el rendimiento de los bonos soberanos argentinos terminó otra vez por arriba de los 700 puntos. Sacando a la ya inmedible Venezuela, la Argentina sigue teniendo el tercer Riesgo País más alto de América latina, después de Bolivia y Ecuador, y duplica al promedio de todos los países de la región.
Para comparar, Chile y Uruguay, hoy gobernados por partidos “izquierdistas”, tienen la décima parte del riesgo argentino.
Ese índice clave que evalúa para los inversores la calidad, estabilidad y seriedad de las instituciones económicas y políticas de un país ni se conmovió con la confirmación por la Corte Suprema de la condena a Cristina Kirchner. Lo que llega de la Argentina a los mercados mundiales es que la grieta está “vivita y coleando”: Cristina Kirchner mete ruido en la economía argentina aún desde su prisión domiciliaria con tobillera electrónica.
No se trata de que los mercados no aplaudan de pie muchas de las reformas que propone Milei: es que todavía dudan de su capacidad de sustentabilidad política.
Leé también: Los medios buscan defenderse de los ataques del Gobierno lanzando una inédita campaña publicitaria
Un ejemplo de la última encuesta de D’Alessio IROL Berensztein de junio: para el 54 por ciento de los argentinos, con el fallo de la Corte que terminó de confirmar la condena a la expresidenta “se hizo justicia” o considera que fue “un fallo ejemplar”. El 38 por ciento -en cambio- sintió “indignación” o “tristeza”, porque consideran que se trató de una persecución política.
Parafraseando a Sergio Massa: ¿los mercados estarán viendo que la Argentina necesita algo así como una avenida del medio algo más ancha para parecerse un poco más a Chile o Uruguay?
