Las últimas dos semanas fueron muy importantes para el presidente Javier Milei por los resultados de la macroeconomía y sus roces internacionales que le permitieron reunirse con Donald Trump, Xi Jiping, Emmanuel Macron, Giorgia Meloni y Kristalina Georgieva, en Río de Janeiro y Buenos Aires.
Quizás envalentonado por estos resultados, el Presidente argentino volvió a su actividad local más recargado que nunca. Le apuntó a la oposición, como siempre al periodismo, pero sorprendió con la dureza con qué volvió a tratar a la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Solo Milei sabe por qué eligió este momento para castigar a quien fuera su compañera de fórmula. Las posibilidades son varias y van desde las negociaciones con la oposición en el Senado, sus contactos con militares o las alianzas que va tejiendo con miras a las elecciones legislativas del año próximo o más allá.
Si bien el enojo de Villarruel quedó en evidencia durante las distintas reuniones que mantuvo con su equipo de asesores, decidió manejarse con prudencia y contestar, en el momento que considere oportuno, a algunas de las críticas de Milei.
El Presidente le bajó su precio político al decir que no tiene injerencia en las decisiones que toma el Gobierno y que no participa en las reuniones de Gabinete. Aunque para los libertarios más puros, lo peor fue haber dicho que negociaba con la casta.
Curioso el pensamiento libertario. Castigan a Villarruel, pero no dejan de negociar con la casta en ambas cámaras del Congreso. Con el kirchnerismo, por ejemplo, por la designación del juez Ariel Lijo y el académico Manuel García Mansilla en la Corte Suprema de Justicia.
También negocian con gobernadores e intendentes que son “casta” y con la CGT en busca de mantener la paz social. Hasta ahora, todo con buenos resultados.
En ese marco, el tratamiento o no del Presupuesto 2025 también acerca a La Libertad Avanza a la “casta”.
De todas formas, le reconocen a la Vice su capacidad a la hora de lograr la aprobación de la ley Bases o resistir los vetos presidenciales.
Además, será muy importante el manejo de lo que viene en el Senado con el tema Lijo/García Mansilla, el nombramiento de jueces en general y el tratamiento o no de la ley que quiere limitar los DNU del jefe de Estado.
Milei la castiga, pero necesita a Villarruel y ésta, por ahora, acepta el juego político de su jefe, aunque hay que destacar también que los otros dos miembros del triángulo de hierro del poder, Karina Milei y Santiago Caputo comparten el mismo pensamiento del Presidente.
Lilia Leomine, por ejemplo, es una fiel soldado de Karina y suele criticar con dureza a Villarruel cada vez que le apuntan desde la Rosada.
Mientras tanto, Milei sigue convencido de mantener y profundizar la polarización con Cristina Kirchner. En el fondo, no le molestaría que quede trabada en el Congreso la ley de Ficha Limpia, impulsada por el PRO, que impediría ser candidato a quienes tengan sentencia firme en casos de corrupción.
Ese pensamiento es compartido por Cristina, que, cada vez que puede, da señales de profundizar esa grieta. Lo vimos ayer cuando en un acto en Rosario, donde hablo de la atención de la salud en la Argentina, le dirigió un dardo a Milei aunque sin nombrarlo: “hay algunos que parece ser que no tienen cura”.
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Y volvió a desafiar al presidente, como a veces lo hace él con ella: “ya que sos tan guapo, anímate y desregulá los medicamentos” dijo Cristina.
Está claro que la expresidenta está en campaña y que va a ejercer al pie de la letra todo el poder que le da la jefatura del Partido Justicialista. Su objetivo es tener la lapicera para el armado de las listas legislativas del año próximo.
Mientras los números de la economía le sonrían, esto parece favorecer los planes de Milei, como así también la crisis interna de la CGT que desató Pablo Moyano con su renuncia al consejo directivo.
El líder sindical, Pablo Moyano, está embarcado desde hace tiempo en confrontar con el Gobierno y llevar a la CGT a un nuevo paro nacional con movilización.
Esta estrategia no es compartida por el ala moderada de la central obrera (Daer, Rodríguez, Martínez, Lingeri, Fernández y Cavalieri) que ratificaron la voluntad de mantener el diálogo tripartito con el Gobierno y los empresarios.
Pero tampoco Hugo Moyano, el padre de Pablo, comparte esta versión peleadora de su hijo, con quien tiene profundas diferencias en el manejo del gremio de los Camioneros, que, por otra parte, continuará dentro de la CGT con otro representante.
Así es el mundo de Milei por estos días, mientras un sector importante de la población espera que el viento de cola les llegue también a sus bolsillos y a la economía familiar.