El papa fue recibido este martes en Jakarta, la capital de Indonesia. Esta visita de Francisco a Asia y Oceanía tiene significados superpuestos. Por un lado, el del viaje en sí mismo: es un jesuita que va a Asia, el destino último de los jesuitas que llegaron a China en 1582, apenas fundados.
Hay una obsesión, una fascinación entre los jesuitas y Asia. Y la hay en Bergoglio, que confesó muchas veces que a él le hubiera gustado ser misionero en Asia.
Es un viaje larguísimo para lo que son los viajes papales. Es, además, el viaje más largo de su pontificado. Llegó a Indonesia, va a estar en Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental, Singapur. Son 15 días viajando a los 87 años. Él está muy bien de salud, pero como todos sabemos, tiene dificultades de locomoción por problemas en las rodillas. Es decir, es un enorme sacrificio que hace para cumplir con ese sueño, frente al cual los que estuvieron con él días antes del viaje dicen que estaba muy entusiasmado.
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Pero tiene otro significado este viaje. Y es que Bergoglio a muchos amigos les dijo que si a la vuelta de este viaje él se siente bien, vendría finalmente a la Argentina, y vendría en noviembre.
Hay amigos íntimos del papa que dicen que él está muy bien de salud. No sabemos cómo va a ser la evolución de su vida, pero psicológicamente, emocionalmente, sería un viaje de clausura. Un viaje de fin de ciclo, el viaje a la Argentina.
El Papa está pensando en la muerte. Tanto, que preparó su tumba en una fantástica capilla, la Borghese de Santa María la Mayor en Roma. Es el lugar donde él piensa descansar después de la muerte.
Ahora, ¿qué significaría un viaje del papa a la Argentina? Uno, a veces, olvida que es un líder religioso. Se lo mira siempre desde el ángulo político, pero la visita tendría un significado pastoral muy importante porque sería el reencuentro con su feligresía. Vamos a ponerlo en términos católicos: el reencuentro con su pueblo.
Sería un viaje, además, de respaldo subliminal, tácito, a todos aquellos admiradores de Bergoglio dentro del clero que adoptaron posiciones muy fuertes frente al Gobierno. Y más que al Gobierno, a la campaña, la ideología ultraliberal individualista de Javier Milei. Esta es una dimensión del viaje.
Hay otra dimensión mucho más política, que es que la presencia del papa en la Argentina generaría, primero, una corriente de adhesión muy grande, suspendería por un momento los conflictos, como sucedió cuando se lo eligió el 13 de marzo del 2013, y tendría una dimensión, no necesariamente querida por él, de conflicto con el Gobierno. Pero no conflicto por posiciones políticas, no conflicto por cuestiones partidarias, sino un conflicto de valores.
En el papa, visto hoy en la escena argentina, encarnan valores como la solidaridad, la justicia social, el apego a los más débiles, a los más vulnerables, de una manera que no encarna en ninguna fuerza política, mucho menos en el peronismo, al cual muchos pobres miran como una forma de degradación de esos valores. Sobre todo, por las últimas experiencias clientelísticas. Y estos valores que encarnan naturalmente en Bergoglio, seguramente entrarían en tensión con el gobierno de Milei o con lo que Milei representa para el imaginario ideológico.
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Por eso, muchos suponen que vendría, estaría en la Capital, donde él fue arzobispo, en su diócesis. Seguramente iría a la Catedral, iría también a la casa de los jesuitas, al colegio de El Salvador, pero después, huiría de la capital. Muchos lo imaginan predicando, vinculándose con la sociedad argentina desde Luján y después desde Córdoba, donde en la casa de los jesuitas, en el corazón de la vieja Universidad de Córdoba, todavía se conserva un pequeño cuarto, humildísimo, con una especie de catre, un escritorio muy chiquito y una especie de pequeño aparador donde él pasó años semicastigado por conflictos con otros líderes religiosos.
Misterio, si vendrá, depende de este viaje a Asia. Veremos cómo evalúa las cosas. Si viene a la Argentina, va a ir también a Uruguay, que va a ser un país que estará evaluando el resultado de las elecciones que va a realizar en octubre.