Las frustraciones y decepciones acumuladas, las promesas incumplidas, la disfuncionalidad institucional, el fracaso constante del Estado en suministrar bienes públicos, la corrupción en sus múltiples dimensiones (también entre sujetos de la sociedad civil), el alto nivel de conflictividad, los problemas eternos (inflación, inseguridad) y las incriminaciones mediáticas y judiciales recurrentes (justificadas o no): todos estos fenómenos parecen haber contribuido a constituir una sociedad pesimista e incrédula.
Los argentinos confiamos muy poco en los principales actores que hacen a la escena política, económica y social de nuestro país, tal como se desprende de un estudio reciente que D’Alessio IROL – Berensztein realizó entre 1360 encuestados, mayores de 18 años, a nivel nacional. En el mismo, se evaluó la confianza que la ciudadanía tiene respecto a once actores clave, que en el ranking general, ordenados de mayor a menor confianza, terminaron ubicados de la siguiente manera:
- 1. Fuerzas Armadas
- 2. Periodistas
- 3. Empresarios
- 4. Policía
- 5. Fondo Monetario Internacional
- 6. Políticos
- 7. Iglesia Católica
- 8. Movimientos Sociales
- 9. Poder Judicial
- 10. Sindicalistas
- 11. Lideres Piqueteros
Más desconfianza que confianza
Lo primero que vale la pena destacar es que todos suman niveles de desconfianza mucho mayores que de confianza. Con muy poco, las Fuerzas Armadas logran ubicarse en la primera posición: apenas un tercio de los encuestados afirmó que confía mucho o bastante en ellas; los dos tercios restantes les confían poco o nada. No obstante, parece ser que el rol que han cumplido en los últimos años, comprometidas plenamente con la Democracia, brindando asistencia ante catástrofes y desastres naturales, y participando de misiones de paz de la ONU alrededor del mundo, parece haber sido suficiente para colocarlas en la cima del ranking.
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Hay otros hallazgos interesantes, como que los argentinos confían más en los empresarios y en el FMI que en los políticos y la iglesia católica. Además, se confirma el descreimiento que hay hacia el poder judicial, ubicado antepenúltimo (solo el 12% confía mucho o bastante). En los dos últimos lugares, bastante separados del resto, se encuentran los sindicalistas y los líderes piqueteros, que alcanzan niveles formidables de total desconfianza: el 78% y el 74%, respectivamente, no confía nada en ellos.
La segmentación por voto muestra importantes diferencias y nos dice mucho respecto al electorado de cada espacio político. En el Frente de Todos, los mayores niveles de confianza son para los políticos (el 36% confía mucho o bastante) y los movimientos sociales (31%). Le siguen los sindicalistas (19%) y los piqueteros (16%), pero con niveles significantemente más bajos.
El hecho de que los movimientos sociales aparezcan por encima de los sindicalistas da cuenta de que esta heterogénea coalición, con el kirchnerismo como accionista mayoritario, posee una matriz ideológica distinta a la que tradicionalmente tuvo el peronismo, con los sindicatos como asiento fundamental. De la mano del kirchnerismo, se concretó este pasaje desde los sindicatos a los movimientos sociales. A su vez, los empresarios, el poder judicial y el FMI se encuentran en las últimas tres posiciones, coincidiendo con la narrativa de los principales dirigentes del oficialismo, que encuentran en ellos sus principales “enemigos”.
Entre partidarios de Juntos por el Cambio, los mayores niveles de confianza son para los periodistas (50%) y las Fuerzas Armadas (49%), que alcanzan valores muy altos (ningún actor entre los votantes del oficialismo llegó a niveles de aceptación de la mitad de los encuestados). En tercer lugar, aparecen los empresarios (39%), y en cuarto y quinto, el FMI (35%) y la policía (34%), con niveles similares. Probablemente las investigaciones y denuncias periodísticas de los últimos años contra la corrupción K (un tema central para los votantes de Juntos por el Cambio) sea el factor determinante que los ubica en la primera posición: el mensaje legitima al mensajero. Mientras tanto, los movimientos sociales, los piqueteros y los sindicalistas aparecen últimos, con niveles de confianza nulos.
Entre los votantes libertarios, en primer lugar, aparecen las Fuerzas Armadas (55%), muy por encima de los empresarios y la policía (ambos con 35%). Cuarto aparece el FMI (28%). Teniendo en cuenta que se trata un espacio político que persigue las ideas del liberalismo, la confianza asignada a los empresarios y al FMI sorprende por lo baja (de hecho, en Juntos por el Cambio la confianza hacia ambos es mayor, 39% y 35%). A los empresarios, les confían igual que a la policía y 20 puntos porcentuales menos que a las Fuerzas Armadas. Estos resultados probablemente estén poniendo de manifiesto que el votante libertario, antes que un simpatizante del liberalismo es un votante ideológicamente de derecha. Ambas cosas no son lo mismo.
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Por último, en la izquierda el actor de mayor confianza es el de los movimientos sociales (43%), seguido bastante detrás por los piqueteros (22%) y los sindicalistas (13%). Previsiblemente, los empresarios, la iglesia, el FMI, las Fuerzas Armadas y la policía están en los últimos lugares.
Este ranking de confianza que hemos elaborado en D’Alessio IROL - Berensztein permite distinguir la asimetría que existe entre cada uno de los actores, y también dice mucho respecto a las principales características del electorado de cada espacio. Sin embargo, sobre todas las cosas no debe perderse de vista la conclusión fundamental: en términos generales, los argentinos no creen en ninguno.