El kéfir es una bebida fermentada con siglos de historia que nació en las montañas de Cáucaso. Sus granos, formados por una combinación simbiótica de bacterias y levaduras, fueron considerados durante mucho tiempo un “regalo de los dioses”. También se lo denomina el oro blanco.
En la actualidad, el kéfir se prepara en muchos hogares del mundo por sus beneficios para la salud.
Para hacerlo solo se necesitan granos de kéfir, leche y algo de paciencia para que las bacterias y las levaduras hagan su trabajo.
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Consumir kéfir de manera regular ayuda a mantener una equilibrio saludable de la microbiota intestinal. Sus probióticos naturales favorecen la digestión, fortalecen el sistema inmunológico y pueden mejorar la absorción de nutrientes.

Receta de kéfir casero (para 4 personas)
Ingredientes:
- 1 litro de leche entera (de vaca, cabra o oveja)
- 2 cucharadas de granos de kéfir
- 1 frasco de vidrio con tapa (sin cierre hermético)
- 1 colador plástico o de acero inoxidable
- 1 cuchara de plástico o madera
Preparación:
- Colocar los granos de kéfir en el frasco limpio.
- Agregar la leche y mezclar suavemente con la cuchara.
- Cubrir el frasco con una tapa apenas apoyada o con un paño sujetado con una banda elástica.
- Dejar fermentar a temperatura ambiente (entre 20 °C y 25 °C) durante 24 a 48 horas, según la acidez deseada.
- Una vez listo, colar el kéfir para separar los granos del líquido fermentado.
- Guardar el kéfir en la heladera y reutilizar los granos para una nueva preparación, colocándolos nuevamente en leche fresca.



