En la cocina siempre es importante conocer algunos secretos para mejorar la experiencia al comer. El pollo asado es una de las recetas con más sabor y rendimiento que se puede hacer, pero muchas veces las sobras se desperdician o al recalentarlas no mantienen la misma consistencia.
El secreto para mantener el pollo lo más crujiente posible es sencillo de aplicar y no exige ningún conocimiento superior sobre gastronomía. Este no tiene que ver con agregar limón o manteca antes de guardarlo, sino con su estadía en la heladera.
Al refrigerarlo, uno de los errores más comunes es dejarlo por muchos días o no guardarlo adecuadamente, lo que hace que la carne pierda su sabor o se descomponga demasiado rápido. Hay algunos consejos para seguir que pueden ayudar a que las sobras queden igual de ricas que al prepararlas en primer lugar.
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Luego de terminar de comerlo, es importante dejarlo al menos una hora enfriar antes de guardarlo en la heladera. Para que se conserve de la mejor manera, la temperatura ideal es entre cero y tres grados. Hay que evitar que esté a temperatura ambiente ya que la descomposición puede acelerarse.
En la heladera, lo recomendable es que quede reposando en un recipiente -preferentemente de acero inoxidable- que no evite la circulación completa de aire, pero tampoco lo deje al descubierto. Esto puede lograr que el pollo dure por lo menos tres días refrigerado.
Antes de decidir comerlo, hay que controlar que las sobras no presenten cambios de color abruptos u olores desagradables. En ese caso, el proceso de descomposición comenzó y por cuestiones de salud hay que abstenerse de consumirlo.

Para que las sobras queden igual de ricas y la piel crujiente como cuando cocinamos el pollo por primera vez, hay algunos trucos que pueden servir y son muy sencillos de aplicar en cualquier cocina y por cualquier persona.
Lo principal es en dónde vamos a recalentar las sobras del pollo. La opción más común que elige la mayoría de la gente es hacerlo en el microondas, ya que es la que lleva menor cantidad de tiempo y es más sencilla, aunque también se obtiene el peor resultado en cuanto al resultado comparado con la primera preparación.
Otra de las formas es cortando el pollo en rodajas y colocarlas en una sartén con un poco de aceite por unos minutos. Pero para recalentar y mantener el sabor y la piel crujiente, la mejor opción es utilizar el horno, y si hay posibilidad, cubrir la bandeja en la que ponemos el pollo con papel aluminio para que se conserve mejor el gusto.
Secretos y consejos para hacer el pollo con la piel crujiente y el mejor sabor
Para que las sobras de la comida puedan ser igual de ricas que la primera preparación, lo más importante es que la receta principal salga de la mejor forma. Para lograr que el pollo sea crujiente, jugoso y con un delicioso sabor, hay algunos consejos y secretos que pueden ayudar.
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El marinado es una mezcla líquida de elementos que suele tener una base ácida, un ingrediente graso y uno aromático. Esta combinación puede variar dependiendo del resultado al que se quiera llegar, pero suelen ser tres componentes de esas características los que se usan.
Sumergir el pollo (u otro corte de carne) en el marinado por un buen tiempo puede darle un sabor único y ayudar a que se cocine de la mejor manera. Pero para que salga bien hay que saber prepararlo y dejarlo reposar.
Otro truco es, al igual que con las sobras, cocinar el pollo o la carne con el aluminio cubriendo la bandeja. Ya sea en el horno o la parrilla, esto puede ayudar a contener el sabor y los jugos internos.