No hay invierno sin sopa. Dentro de las variedades de estos platos que se comen con cuchara, la de arvejas ocupa un lugar especial.
Se la puede preparar con arvejas congeladas, pero la versión más tradicional se hace con arvejas secas partidas que requieren remojo previo y una cocción lenta.
Para terminar el plato se puede agregar un puñado de queso rallado o daditos de pan tostado, los clásicos crutones.
Las arvejas, además, son fuentes de proteínas, hierro, potasio y fibra. Van muy bien combinadas con cebolla, ajo y zanahoria. Algunas versiones más contundentes suman panceta o jamón.
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La clave principal es la cocción lenta y revolver la preparación cada pocos minutos.
Sopa de arvejas (para 4 personas)
Ingredientes:
- 250 g de arvejas secas partidas
- 1 cebolla
- 1 zanahoria
- 1 diente de ajo
- 1 hoja de laurel
- 1 litro y medio de agua o caldo de verduras
- 2 cucharadas de aceite o una nuez de manteca
- Sal y pimienta a gusto
- (Opcional) Un chorrito de leche o crema al final
- (Opcional) Cubitos de pan tostado o queso rallado para servir
Preparación
- Enjuagar bien las arvejas secas bajo agua fría y dejarlas en remojo por lo menos 4 horas, idealmente toda la noche.
- En una olla grande, calentar el aceite o la manteca y sofreír la cebolla y el ajo picados hasta que estén transparentes.
- Agregar la zanahoria rallada o picada fina y cocinar unos minutos más.
- Incorporar las arvejas escurridas, la hoja de laurel y el agua o caldo. Cocinar a fuego bajo durante 45 minutos a 1 hora, hasta que las arvejas estén blandas y comiencen a deshacerse.
- Retirar la hoja de laurel. Si se desea una textura más fina, se puede licuar una parte de la sopa o pasar el pisapapas.
- Condimentar con sal y pimienta a gusto. Para una textura más suave, añadir un chorrito de leche o crema.
- Servir caliente, con pan tostado o queso rallado por encima.
