En plena temporada de frutillas, seguramente se repite un gesto cientos de veces. El de realizar un corte transversal en el extremo superior para retirar las hojas y desecharlas. Sin embargo, este hábito es un error, al menos desde el punto de vista del desperdicio alimentario. Las hojas de la frutilla son comestibles y tienen propiedades muy beneficiosas.
Más precisamente, lo que comúnmente llamamos hojas y rabito son los sépalos y el pedúnculo o pedículo de la frutilla. Cabe recordar que, técnicamente, no es una fruta sino una infrutescencia: la parte carnosa que consumimos es el receptáculo de los aquenios, esos puntitos que no son semillas, sino frutos secos de la planta.
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El beneficio de las hojas de frutilla
Las hojas pueden comerse sin problemas siempre que estén en buen estado, es decir, verdes, frescas y libres de moho, manchas o signos de deterioro. Si las frutillas son frescas y se conservan adecuadamente, sus hojas también permanecen en buenas condiciones por unos días antes de empezar a secarse. Para mantenerlas, es importante evitar la humedad y almacenarlas lejos de fuentes de calor.
En cuanto a sus beneficios, las hojas son ricas en antioxidantes y aportan vitaminas E, C, folatos y otros ácidos orgánicos, según diversos estudios científicos recientes. En las variedades silvestres de frutillas, estos nutrientes son aún más abundantes, destacando su contenido en vitaminas del grupo B, minerales y ácido fólico. Las hojas de las frutillas comerciales también contienen estos compuestos, aunque en menor cantidad.
Cómo consumir las hojas de las frutillas
Por lo tanto, podés consumir las hojas, siempre lavándolas previamente, ya sea como parte integral de la frutilla o usándolas para preparar infusiones o aguas frescas. Por ejemplo, recolectá las hojas de 20-30 frutillas, incluyendo una pequeña porción de la fruta blanca cercana al rabito. Lavalas con agua fría, sumergilas en un litro de agua hirviendo, apagá el fuego y tapá el recipiente. Dejá infusionar hasta que se enfríe, colá el líquido y servilo caliente o frío, agregando rodajas de cítricos si lo deseás.
Otra opción es congelar las hojas en cubeteras con agua para preparar hielos aromáticos, perfectos para enfriar limonadas, tés fríos o simplemente agua. También podés incorporarlas trituradas en batidos, smoothies o picarlas finamente para usarlas en ensaladas, cremas o como hierbas aromáticas en cualquier plato.