El huevo es uno de los alimentos más consumidos en todo mundo. Al ser económico, ideal para diferentes preparaciones y fuente de proteína, está presente en millones de hogares. Sin embargo, aunque se trata de un alimento muy común, muchísimas personas cometen un error que podría ser peligroso para la salud: lavar la cáscara antes de cocinarlo o guardarlo en la heladera.
Aunque podría pensarse que esta práctica se trata de una medida higiénica, los especialistas advierten que podría conllevar incluso más riesgos que no lavarlo en absoluto.
Por qué no lavar los huevos antes de cocinarlos o guardarlos en la heladera
La cáscara del huevo está recubierta por una cutícula muy fina que lo protege del ingreso de bacterias. Esa capa funciona como una barrera natural entre el interior y los microorganismos del exterior. Al lavarlo, en especial con agua corriente y con presión, esa protección puede dañarse e incluso eliminarse por completo.

Lluís Riera, director de la consultora catalana Seguretat Alimentària i Seguretat de l’Aigua (SAIA) de seguridad alimentaria, explicó en declaraciones al medio español LaVanguardia: “El huevo presenta microorganismos en la cáscara, que es porosa, y debajo hay cutícula, que es la parte que protege la yema y la clara. Pero el caparazón es poroso y si lo lavamos con agua, con la presión hacemos que las micropartículas pasen dentro del alimento”.
El Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición coincide con esta advertencia. En su página web, esta institución señala que “lavar los huevos antes de almacenarlos facilita la entrada de microorganismos en el interior”, ya que la cáscara posee una fina película protectora que se pierde al lavarlos.
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Uno de los principales riesgos que conlleva dañar esa barrera natural es la posible contaminación con Salmonella, una bacteria que puede causar infecciones intestinales graves. Las consecuencias pueden ser muy graves en casos extremos, especialmente en niños pequeños, personas mayores o con sistemas inmunológicos debilitados.
Cuándo sí se pueden limpiar los huevos y cómo hacerlo
Hay ocasiones en las que la cáscara del huevo está demasiado sucia, especialmente cuando llegan directamente de granjas, ferias o pequeños productores. En estos casos, la limpieza exterior debe hacerse justo antes de cocinarlos; nunca al momento de comprarlos y antes de guardarlos en la heladera.
La recomendación del Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos es clara: si el huevo está sucio y es necesario limpiarlo, debe hacerse con agua y detergente, enjuagándolo bien y secándolo cuidadosamente con papel de cocina descartable, que no es recomendable utilizar para varios huevos. El lavado tiene que hacerse en el momento inmediato previo a la cocción, sin dar tiempo a que posibles bacterias puedan multiplicarse.

Asimismo, advierten que no es una medida de desinfección. Es que el agua por sí sola no elimina bacterias como la Salmonella, pero sí rompe la cutícula protectora, por lo que el riesgo permanece o incluso aumenta.
Otros errores frecuentes con huevos
Además del lavado, hay otras prácticas comunes que pueden favorecer la contaminación del huevo. Una de ellas es romperlo con el borde del recipiente donde se va a batir. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda evitar hacerlo de esta manera, ya que en ese momento se produce el contacto entre la cáscara, que podría estar contaminada, y el alimento.
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También es muy usual que las personas que quieran separar la yema de la clara utilicen las dos mitades del mismo huevo. Esta técnica implica que el contenido pase varias veces por la cáscara, lo cual puede facilitar el paso de microorganismos al interior.
Otra práctica perjudicial es guardar los huevos en la puerta de la heladera. Aunque este lugar está diseñado para eso en muchos electrodomésticos, no es el más recomendable. Es que la puerta sufre constantes cambios de temperatura, lo que puede afectar la conservación del huevo.