Un reciente estudio de Matthew Killingsworth, investigador asociado en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, confirma una hipótesis que fue objeto de análisis durante años: existe una fuerte correlación entre el dinero y la felicidad. A medida que las personas aumentan sus ingresos, tienden a reportar mayores niveles de satisfacción personal, incluso si ya son millonarias. Killingsworth destaca que este fenómeno se manifiesta de manera consistente a lo largo de diferentes niveles de ingreso, lo que arroja luz sobre la complejidad de la relación entre el dinero y el bienestar emocional.
A lo largo de su investigación, Killingsworth ha observado que el efecto del dinero en la satisfacción de vida es notablemente sistemático y predecible. Esto significa que, sin importar cuánto se gane, el impacto de un aumento en el salario es similar para aquellos que ganan US$50.000 anuales y para aquellos que perciben US$200.000. “La forma de esta relación es notablemente sistemática”, afirma Killingsworth. “No parece haber un punto específico donde el dinero deje de importar.” Este descubrimiento sugiere que el aumento de ingresos es un factor crucial en la búsqueda de la felicidad, ya que proporciona a las personas una sensación de control y libertad sobre sus vidas.
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El estudio también revela que, aunque el aumento de ingresos puede llevar a una mayor satisfacción personal, la naturaleza del efecto varía entre diferentes tramos de ingresos. Por ejemplo, una persona que gana US$50,000 anuales podría experimentar un cambio más significativo en su calidad de vida al recibir un aumento del 20% en comparación con alguien que ya gana US$200,000. “El trabajador de menores ingresos podría pasar de vivir de cheque en cheque a poder ahorrar mensualmente, mientras que el trabajador de mayores ingresos podría simplemente disfrutar de experiencias más lujosas que ya estaba disfrutando,” explica Killingsworth. A pesar de esta diferencia en la percepción material del aumento salarial, en términos de felicidad cuantificable, ambos pueden experimentar beneficios similares.
Además, el investigador enfatiza que el dinero, aunque importante, es solo una de las muchas variables que contribuyen al bienestar general de una persona. “El dinero es una de muchas variables en la ecuación para la felicidad, y ninguna variable única domina”, comenta Killingsworth. Esto implica que la felicidad es un concepto multifacético que abarca no solo la estabilidad financiera, sino también factores como las relaciones interpersonales, la salud, y la satisfacción laboral.
A partir de estos hallazgos, surge la idea de que cada individuo necesita un “portafolio de felicidad”. Según Killingsworth, esto significa que es fundamental identificar qué elementos en la vida contribuyen a nuestra felicidad general. “Hay una serie de diferentes cosas que importan para la felicidad, desde el hogar y las relaciones hasta la carrera profesional,” afirma. Reconocer y priorizar estos aspectos puede ser clave para alcanzar un estado de satisfacción plena.
Killingsworth también sugiere que, en lugar de simplemente perseguir un mayor ingreso, es vital encontrar un equilibrio en la vida. “Ganar más dinero puede ser tentador, pero si eso implica sacrificar tiempo con seres queridos o dejar de lado pasatiempos y actividades que disfrutas, hay una buena probabilidad de que el dinero adicional no te haga feliz,” advierte. Por lo tanto, la clave radica en maximizar los ingresos mientras se hace algo que realmente se disfrute y que no comprometa otros aspectos importantes de la vida.
El investigador también alienta a las personas a identificar un nivel de ingresos que puedan alcanzar sin sacrificar demasiado. “Tal vez valga la pena pensar en trabajar unas horas extras a la semana para eventualmente ganar mucho más,” sugiere Killingsworth. Este tipo de sacrificio podría ser beneficioso a largo plazo, considerando cómo un salario más alto podría impactar positivamente en la satisfacción de vida.
En contraposición, si una persona persigue una carrera exclusivamente por su alto potencial de ingresos, sin encontrar realización personal en ella, es probable que el salario por sí solo no traiga la felicidad que busca. “Gana lo que puedas y luego busca la felicidad en otros aspectos de la vida, y será perfectamente posible vivir una vida realmente feliz,” concluye Killingsworth.
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A continuación, se presentan algunos puntos destacados de la investigación:
- Correlación positiva: la investigación confirma que “el dinero parece importar, y creo que tal vez un poco más de lo que pensábamos anteriormente”.
- Efecto psicológico: Killingsworth señala que “el efecto psicológico de tener más dinero es relativamente el mismo en todos los tramos de ingresos”. Esto implica que las personas pueden experimentar un aumento similar en su felicidad, independientemente de su nivel económico.
- Importancia de la libertad: según el investigador, “cuando las personas ganan más dinero, sienten más control sobre sus vidas”. Este sentido de control se traduce en una mayor libertad para tomar decisiones que impactan su bienestar.
- Portafolio de felicidad: “Cada persona necesita un portafolio de felicidad porque hay muchas cosas diferentes que importan para la felicidad”, sostiene Killingsworth. Esto sugiere que el dinero es solo una de las variables que contribuyen al bienestar personal.
- Equilibrio en la vida: finalmente, el investigador concluye que “ganar lo que puedas y luego buscar la felicidad en otros aspectos de la vida hará posible vivir una vida realmente feliz”. Este enfoque holístico sugiere que, si bien el dinero puede contribuir a la felicidad, no debe ser la única prioridad en la vida.