Vivimos en una era donde las pantallas son omnipresentes. Desde una edad temprana, los niños están expuestos a dispositivos digitales, ya sea para entretenimiento, educación o comunicación. En este marco, el fin del verano y el inicio de las clases resultan un escenario propicio para su uso en exceso ¿Qué sucede son los dispositivos analógicos como los libros?
No se puede negar que la tecnología tiene un enorme potencial educativo. Aplicaciones interactivas, plataformas de aprendizaje en línea y juegos educativos ofrecen recursos valiosos que pueden complementar la educación tradicional. Sin embargo, los riesgos asociados con el uso excesivo de pantallas son significativos y aquí es donde los padres y educadores desempeñan un papel fundamental.
Leé también: Lectura en familia, la clave para fortalecer la educación y pasar tiempo juntos
No se trata de demonizar la tecnología, sino de enseñar a usarla de forma responsable. Establecer límites claros, supervisar el contenido y fomentar actividades fuera de línea son manera de guiar este proceso. En este sentido, la lectura surge como un recurso esencial para equilibrar esta dinámica.
Los libros, fundamentales en la alfabetización
Leer enriquece el vocabulario, estimula la imaginación y fomenta la concentración, habilidades difíciles de adquirir en un entorno dominado por la inmediatez del contenido digital. Promover el hábito lector desde edades tempranas fortalece el vínculo con el aprendizaje y aporta al desarrollo integral de los niños.
El escenario actual es desafiante, el 32% de los estudiantes argentinos del estrato más alto no alcanza el nivel mínimo de comprensión lectora, según la última prueba PISA. Esta situación refleja la necesidad de priorizar la lectura como herramienta educativa. Según la UNESCO, los libros, en cualquier formato, son fundamentales para la alfabetización, y expertos coinciden en que leerles a los niños es una de las actividades más importantes para construir conocimiento y garantizar el éxito lector.

¿Cómo fomentar la lectura en este contexto? Leer en familia, en voz alta, puede convertirse en un momento de unión y aprendizaje. Regalar libros y presentarlos como una fuente de disfrute, no de obligación, también es clave. Además, para lograr captar el interés de los más chicos, es importante el ejemplo de los adultos, ver a padres o hermanos mayores disfrutar de un libro puede despertarles curiosidad.
El objetivo no es eliminar las pantallas, sino promover un uso equilibrado y saludable. Éstas deben ser vistas como una herramienta, no como un reemplazo de actividades que favorecen el desarrollo de los chicos. La lectura tiene la capacidad de abrir mundos, despertar la creatividad y enseñar habilidades que no siempre se encuentran en un celular o una tablet.
En lugar de imponer reglas estrictas, se busca crear espacios donde leer sea tan natural como usar un dispositivo. El objetivo es ayudar a los niños a crecer con herramientas que les permitan explorar, aprender y enfrentar el mundo con curiosidad, imaginación y un amor genuino por el conocimiento.
(*) Tomas Meabe es Country Manager de Buscalibre.com Argentina