La cara de Emilio Ledesma se hizo conocida cuando Martín Ciccioli recorría Villa Azul, ni bien se había declarado la cuarentena. A pesar de sus 72 años decidió salir a "cirujear", como él le llamaba, porque tenía que comer. Días después, el barrio fue cerrado por la cantidad de casos entre los vecinos.
"El que no se levanta a buscar la comida, se muere de hambre", decía el hombre mientras caminaba por la calle sabiendo que estaba dentro del grupo de riesgo. Ahora, semanas después, se conoció que murió a causa del coronavirus.
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"Que me falte la comida a mi pero no a los chicos". Esa era la respuesta cuando le consultaban sobre por qué se exponía al virus. Como en muchas familias, la necesidad hace que tengan que salir a trabajar porque si no, no comen. Viven al día y no tienen otra forma de subsistir. Es salir para vivir porque no les queda otra.
Este jueves, Martín Ciccioli volvió a Villa Azul y habló con Jesús, uno de los hijos de Emilio. "Hacía 10 días estaba jugando con mis hijos", dijo Jesús. Toda su familia fue aislada cuando se supo que tenía coronavirus. Pero, como lo hacía Emilio, su hijo denuncia el abandono en el que viven. "No eran de su familia y también les daba de comer él", agregó sobre cómo su padre ayudaba a sus vecinos.
"Estamos tristes", es lo que constantemente le sale decir a Jesús, que además asegura que una vez que se lo llevaron no recibieron información de cómo estaba. El amor por sus nietos era incondicional y por esa razón era que salía a la calle, por ellos, para que puedan comer. El barrio ya extraña a Emilio que se transformó en una nueva víctima del COVID-19.