El amor es uno de los grandes temas de la humanidad. La literatura, desde sus orígenes, lo abordó y lo mismo hicieron las distintas artes y maneras de expresión. Pasa el tiempo y sigue siendo un enigma, algo que genera curiosidad, que atrae e interesa, tanto como un misterio.
En un momento histórico en el que en algunas sociedades el bienestar emocional y la salud mental ocupan un lugar central en la conversación pública, cada vez más voces invitan a revisar cómo se construyen los vínculos sentimentales entre las parejas. Mientras tanto, se cuestionan y revisan distintos mitos románticos.
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Enamoramiento vs amor: ¿por qué no son lo mismo?
Una de las personas que reflexiona sobre esta materia es la escritora y filósofa Elsa Punset, referente en temas de inteligencia emocional, quién explicó en la serie de conversaciones y entrevistas “Aprendemos juntos”: “El enamoramiento es un lobo vestido de amor. El amor es otra cosa”.
Para Punset, el enamoramiento responde a mecanismos biológicos que buscan la supervivencia de la especie. “Es como una cáscara de plátano en la que la naturaleza quiere que resbales para perpetuarte lo antes posible”, explicó. Esa fase intensa y eufórica, según la autora, no está diseñada para sostener una relación profunda y consciente.
El problema aparece cuando se confunde ese estado inicial con el amor duradero. “Cuando buscamos amor, muy a menudo vamos con nuestro niño interior hambriento”, advirtió Punset, en referencia a la tendencia de buscar en la pareja reparación, cuidado o salvación.
En relación con la construcción de vínculos, la escritura explicó que delegar en la pareja la responsabilidad de dar sentido y estabilidad a la propia vida es una de las grandes trampas afectivas. “Buscamos al otro mágico que se haga cargo de todo y nos salve”, dijo. Pero, según su mirada, solo uno mismo puede hacerse cargo de su vida.
Amar es caminar juntos, no perderse
Frente a este escenario, Punset propone una visión del amor más madura y consciente. Amar, explica, es caminar juntos y poder hacerse una pregunta clave: “¿Este amor me constriñe o me da alas?”
Si una relación obliga a transformar la naturaleza de cada quien, a empequeñecerse o a renunciar a la propia identidad, difícilmente puede considerarse sana. La escritora invitó a diferenciar entre la atracción inicial y el vínculo que se construye con el tiempo, y a no caer en la trampa de idealizar el amor.
Para la escritora, el amor real no es magia ni salvación; es un camino compartido. En él, cada uno es responsable de su propio bienestar.



