Uno de los elementos más utilizados en la escuela, la universidad o el trabajo es la regla, una herramienta indispensable para medir y trazar líneas rectas sobre distintas superficies.
Aunque la vemos a diario, suele pasar desapercibido un detalle particular: el pequeño agujero que la mayoría tiene en uno de sus extremos.
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Muchos lo usan de manera improvisada para dibujar círculos, pero en realidad su función es otra. Lejos de ser un adorno, ese orificio está pensado para que la regla pueda colgarse fácilmente en un clavo, gancho o percha.

Los fabricantes lo incorporaron como una solución práctica: permite mantener la regla siempre a mano, evitar que se pierda entre otros útiles, que se caiga al suelo o que termine olvidada en el fondo de una mochila. En definitiva, ayuda a mantener el espacio de estudio o trabajo más ordenado.
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Por eso, casi todas las reglas —ya sean de plástico, madera o metal— cuentan con este diseño. En talleres, estudios de arquitectura o espacios de dibujo técnico, colgar reglas y escuadras es una costumbre que además contribuye a prolongar su vida útil, evitando rayaduras o deformaciones.