El asado es, sin dudas, una de las comidas más emblemáticas y queridas por los argentinos. Más que un plato, es un ritual de encuentro entre amigos y familiares, donde cada detalle de la preparación cuenta para que todos disfruten al máximo.
Y aunque parece que en el mundo del asado ya estaba todo dicho, cada tanto surge un corte nuevo que logra sorprender y renovar la tradición. En el último tiempo, ese papel lo cumplió la tapa de ojo de bife, que se ganó un lugar especial en la parrilla.
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Este corte, que recubre al clásico ojo de bife, es más chico, tiene una infiltración de grasa ideal y una textura fibrosa que lo hace único. Como resultado, se obtiene un bocado intenso, jugoso y con el equilibrio justo entre terneza y potencia cárnica ideal para un asado.

A pesar de que muchos la comparan con la picanha brasileña, lo cierto es que este corte tiene una identidad propia. Por otro lado, los parrilleros coinciden en que el secreto está en una cocción lenta y controlada para que la grasa se funda y potencie su sabor.
La tapa de ojo de bife tiene la particularidad de poder cocinarse tanto a la cruz como en la parrilla tradicional. El punto justo se logra con fuego medio y mucha paciencia.
Por otro lado, el boom de este corte hizo que algunos restaurantes lo empezaran a vender como “nuevo corte premium” en sus respectivas cartas.
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Cómo elegir y preparar la tapa de ojo de bife
- En la carnicería: buscá piezas parejas, con buena cobertura de grasa blanca y uniforme. Eso asegura jugosidad y sabor.
- Espesor ideal: si la vas a cocinar en bifes, pedí cortes de 3 a 4 centímetros. Más finos pueden resecarse.
- Cocción recomendada: a fuego medio, sin apuro. Arrancá del lado de la grasa para que se funda y perfume la carne.
- Salado: lo mejor es usar sal parrillera gruesa, justo antes de llevarla al fuego, para que no pierda humedad.
- Maridaje: vinos tintos con cuerpo, como Malbec o Cabernet Sauvignon, o cervezas maltosas, que acompañan la intensidad del corte.