El tomate es un ingrediente muy versátil en la cocina, ideal para preparar salsas, ensaladas o sánguches. Sin embargo, pocas personas aprovechan su cáscara o piel, que puede tener usos sorprendentes cuando se seca.
Esta parte del tomate concentra licopeno, un antioxidante natural que ayuda a proteger las células y fortalece el organismo. Además, al secarse correctamente, puede almacenarse durante meses sin perder sus propiedades ni sabor.
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Cómo secar las cáscaras de tomate
Existen dos métodos sencillos para aprovecharlas:
- Secado al sol: colocá las cáscaras limpias sobre una bandeja cubierta con papel de cocina y dejalas en un lugar bien soleado y ventilado. Para protegerlas de insectos y polvo, cubrilas con una tela fina. Este método conserva gran parte de los nutrientes y es ideal si contás con un espacio exterior soleado.
- Secado al horno: distribuilas en una placa y cocinalas a temperatura baja durante unas 2 horas, o hasta que queden completamente crujientes. Este método es más rápido y permite un control más exacto del resultado final.

La piel del tomate puede tener varios usos en la casa. (Foto: Freepik)
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Cómo usar las cáscaras de tomate
- Condimento casero: triturá las cáscaras hasta lograr un polvo fino. Usalo para sazonar sopas, salsas, pastas o arroces. Le da un sabor especial y suma nutrientes.
- Aceite saborizado: mezclá las cáscaras secas trituradas con aceite de oliva. Vas a lograr un toque gourmet para tus comidas.
- Abono natural: molidas, se pueden mezclar con la tierra de macetas o del jardín, aportando nutrientes a las plantas.