Desde marzo, 33 escuelas porteñas -de gestión privada y estatal- llevan adelante la prueba piloto de “Secundaria Aprende”, el nuevo programa que el gobierno de la Ciudad impulsó para mejorar el rendimiento de sus alumnos. Este modelo implicó un cambio profundo en la organización y planificación docente, en la manera de pensar las clases y en la incorporación de una enseñanza más personalizada.
Para conocer el impacto del nuevo sistema y los puntos que debe corregir a futuro, el Ministerio de Educación porteño hizo un monitoreo de la primera etapa de su implementación.
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De acuerdo a lo que indicaron fuentes oficiales a TN, este pantallazo -que va desde marzo hasta antes del receso de invierno- mostró avances en las dinámicas en el aula y buena predisposición de los directivos, docentes y alumnos a los cambios.
“Estamos aprendiendo con las escuelas a medida que vamos transitando esto porque la información que nos devuelven la utilizamos para planificar la escala. Para pasar a la segunda etapa necesitábamos tener de estas 33 escuelas lo que funcionó, lo que no funcionó y lo que tenemos que mejorar. No solo es hacerlo, no es el qué, sino el cómo lo hacemos", expresó la ministra de Educación de la Ciudad, Mercedes Miguel.
Según el informe al que tuvo acceso este medio, más de la mitad de los estudiantes encuestados percibe mejoras en su escuela con respecto al año anterior: "El 61% destacó un mejor clima escolar y vínculos más saludables en comparación con el año anterior, el 60% valoró la posibilidad de compartir más espacios con estudiantes de otros cursos y el 56% dijo que ahora recibe un mayor acompañamiento por parte de los docentes".
A su vez, cerca del 90% de los docentes destacaron que este modelo no solo mejora los aprendizajes en Lengua y Matemática, sino que también fortalece el trabajo colaborativo y favorece trayectorias más sólidas y autónomas para los alumnos.

“Sentimos, con evidencia, que estamos encaminados. Empujamos al sistema a una innovación cuidada. Ahora, no podemos aflojar la cercanía a la escuela que implementa y tenemos que escuchar. Eso nos permite modificar, mejorar y volver a la escuela”, aseguró la titular de la cartera educativa porteña.
De todas formas, la evaluación también planteó la necesidad de modificar ciertas cuestiones para lograr un mejor resultado. Por ejemplo, que las instituciones tengan más tiempo a la hora de bajar a tierra los lineamientos y poder trabajar los cambios.
En ese sentido, Miguel sostuvo: “Las escuelas pioneras tuvieron una presión extrema porque presentamos el proyecto en septiembre y en diciembre tenían que tener todo listo para poder arrancar las clases". Por eso, en mayo el Ministerio empezó a trabajar con las autoridades de 90 escuelas que formarán parte de la segunda generación del “Secundaria Aprende” para que puedan llegar al nuevo ciclo lectivo con mayor preparación.
También solicitaron priorizar el desarrollo de los planes de aprendizaje antes de reorganizar la planta docente. Esto es, tener en claro primero los objetivos que se quieren cumplir antes de contratar o mover las horas de los profesores.
Concentración de cargos, nuevos roles y supervisión territorial: las claves del funcionamiento de “Secundaria Aprende”
Para Oscar Ghillione, subsecretario de Planeamiento e Innovación Educativa, hubo varias claves que permitieron que el modelo pudiera implementarse de manera eficiente.
Por un lado, se afianzó el acompañamiento individual para trabajar los tiempos de cada alumno. Para eso, se incorporó el rol de profesor acompañante de trayectoria (PAT). Se tomó como referencia la experiencia de escuela integral en San Pablo (Brasil) y se brindó una formación específica en bienestar y socioemocional. “Tenés el profesor que dá la clase y otro que hace un seguimiento uno a uno, que le sigue el ritmo”, detalló.
Pero también fue fundamental cambiar la práctica docente. “Había que buscar cómo hacer que los estudiantes accedan al conocimiento y desarrollen sus habilidades, eso requiere cambiar las prácticas de los docentes y también cambiar la manera en que la escuela se piensa y se gestiona”, sumó Inés Cruzalegui, subsecretaria de Gestión del Aprendizaje.
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Ante eso, se llevó a cabo un proceso de reorganización de la Planta Orgánica Funcional (POF) para que los cargos estén más concentrados: “Así, los profesores están más dedicados y se crean mejores vínculos con los estudiantes”.
De hecho, antes de que comenzara el programa un 9% de los docentes tenía cargo completo (dentro de los 18 colegios de gestión estatal que forman parte) y hoy son un 55%; mientras que un 43% tenía horas distribuidas entre 3 o 5 escuelas y actualmente cayó al 4%.
Además, durante este proceso de adaptación, la cartera preparó a un equipo territorial que visita una vez por semana estas instituciones pioneras para relevar su situación de manera activa y funcionar como nexo ante las inquietudes. “A veces necesitan ideas o tienen dudas sobre cómo implementar cierto tema en un laboratorio o en un taller, cuentan con este espacio para conectarlos con la Escuela de Maestros y allí se envía un equipo para trabajar sobre el tema”, ejemplificó Cruzalegui.
La segunda generación se pone en marcha y el objetivo que tienen en Educación para 2027
A raíz de estos primeros “buenos” resultados, el Ministerio anunció que 90 escuelas -48 de gestión estatal y 42 de gestión privada- se sumarán a la iniciativa desde 2026 e inaugurarán la segunda generación del programa.
Los rectores, junto a todos los equipos directivos, ya empezaron a planificar su planta docente y van camino a trabajar los nuevos planes de aprendizaje.
Una vez consolidado en estas escuelas, Miguel proyectó que en 2027 todo el universo de establecimientos estatales formará parte de esta nueva lógica.