La limpieza del hogar es un proceso fundamental que no sólo responde a patrones estéticos, sino también a cuestiones estrictamente vinculadas con la salud. Uno de los puntos más peligrosos por su intensa acumulación de bacterias es el baño, uno de los ambientes que más atención suele generar a la hora de limpiar la casa. No obstante, hay otros sectores con objetos que, de no contar con un aseo adecuado, pueden llegar a tener tantos gérmenes como el inodoro.
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Por ese motivo, es esencial distribuir de manera equitativa los esfuerzos en la limpieza y no enfocarse solamente en lo que suele estar en contacto directo con la suciedad. Las toallas y los repasadores de la cocina son algunos de esos artículos que parecen inofensivos, pero que pueden convertirse en una verdadera bomba de gérmenes. El dato se desprende de un estudio elaborado por William Chao, toxicólogo y profesor de la Universidad Cristiana Chung Yuan de Taiwán.
Toallas y repasadores, los objetos con tantos gérmenes como el inodoro
Tras leer este estudio, más de uno probablemente modificará sus hábitos de limpieza y se planteará cambiar las toallas y los repasadores con mayor asiduidad, ya que, según el científico, pueden representar un serio peligro para la salud. El reconocido profesor aseguró que algunas de las bacterias más peligrosas para el ser humano se suelen encontrar en los baños, entre las cuales se destacan por su potencial de daño la E. coli, Staphylococcus aureus, Salmonella y Legionella.

“Las toallas recién lavadas contienen 190.000 bacterias. A los tres días de uso, 87 millones. Tras una semana sin lavar el número asciende a 94 millones”, explicó Chao. Estas alarmantes cifras demuestran que hay una relación directa entre el tiempo que pasa el paño sin limpiarse y las posibilidades que tiene la persona de contraer algún tipo de enfermedad o infección. Por ese motivo, la higiene es esencial para que estos objetos no se transformen en un nido de gérmenes.
Exactamente lo mismo ocurre con los repasadores. Su constante contacto con la humedad favorece la formación de colonias de bacterias que se reproducen a gran velocidad. Además, se utilizan para secar manos, platos, remover restos de comida o grasa, lo cual se combina con una normal falta de lavado, ya que a veces no se utilizan a diario (algo que no ocurre con las toallas) y eso lleva a la falsa idea de que se puede pasar un tiempo más sin limpiarlos. Por último, al estar en la cocina, donde suele hacer calor, se crea un ambiente ideal para la proliferación bacteriana.
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Un reciente estudio del Journal of Food Protection, una prestigiosa revista científica internacional, encontró en los repasadores las mismas peligrosas bacterias que William Chao halló en las toallas.
Cómo lavar correctamente las toallas y los repasadores
Para evitar esta situación poco higiénica, los especialistas recomiendan cambiar las toallas y los repasadores cada dos días como máximo, y evitar emplear el mismo paño para secarse las manos o la cara y para repasar superficies de cocina o baño. También resulta útil secarlos bien entre usos y no dejarlos tirados, hechos un bollo o húmedos.
En cuanto al lavado, se aconseja poner el lavarropas a 60° o más porque esa temperatura es eficaz para matar a la mayoría de bacterias y hongos. En caso de que el electrodoméstico no alcance esa temperatura, se puede hervir los objetos durante 10 minutos en una olla grande y luego limpiarlos normalmente con algún buen detergente para ropa en polvo o líquido, de preferencia que diga “antibacterial” en la etiqueta.
Finalmente, el secado se debe llevar a cabo idealmente en una secadora a altas temperaturas. Si no se cuenta con esa posibilidad se puede colgarlos, aunque hay que asegurarse de que queden bien estirados y en contacto con la luz del sol.