Dormir con una luz prendida, ya sea un velador, la televisión, o incluso la del pasillo o el baño, es un hábito extendido entre personas de todas las edades. Aunque para muchos representa una sensación de seguridad o una forma de evitar el miedo a la oscuridad, especialistas en comportamiento humano y sueño advierten que esta práctica puede tener efectos negativos sobre la salud.
Según María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES), el cuerpo humano regula el sueño a través del sistema circadiano, cuyo “reloj interno” se encuentra en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo. Este sistema funciona con la luz natural, por lo que la presencia de luz artificial durante la noche puede confundir al cerebro, en especial por su efecto sobre la melatonina, la hormona que favorece un sueño profundo y reparador. “Sin melatonina, no vamos a poder conciliar el sueño o va a ser más superficial, fragmentado y con más despertares”, señaló la especialista para Cuidateplus.

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La experta también explicó que incluso una breve exposición a la luz, como al levantarse para ir al baño, puede afectar el sueño. Encender una luz durante apenas 5 o 10 minutos elimina la melatonina del cuerpo y dificulta volver a dormir.
Ana Fernández Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), advirtió que la oscuridad total es clave, en especial en personas jóvenes, que son más sensibles a la luz. Incluso con los ojos cerrados, la luz puede filtrarse a través de los párpados y reducir a la mitad la producción de melatonina, al volver el sueño más liviano.
Por qué algunas personas duermen con la luz prendida
Según la psicología del sueño, dormir con una fuente de luz encendida puede tener distintos significados:
- Miedo a la oscuridad: la luz da sensación de seguridad y reduce la ansiedad frente a lo desconocido.
- Dificultad para conciliar el sueño: mantener la luz puede ser una forma de evitar pensamientos que interfieren con el descanso.
- Trastornos del sueño: como el insomnio o la apnea.
- Ansiedad generalizada: la luz funciona como elemento de contención.
- Hábito adquirido: en muchos casos, se convierte en una costumbre difícil de abandonar.

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Consecuencias para la salud de dormir con la luz prendida
Dormir con luz encendida puede derivar en distintos problemas:
- Sueño superficial, fragmentado y con múltiples despertares.
- Dificultades cognitivas, como falta de atención o concentración.
- Mayor riesgo de accidentes laborales o de tránsito.
- Asociación con enfermedades cardiovasculares, obesidad, problemas de salud mental y ciertos tipos de cáncer.
- Vínculo con enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson.
Los especialistas recomiendan evitar luces durante la noche y, en caso de tener que levantarse, optar por una linterna de baja intensidad para no interrumpir la producción natural de melatonina y proteger la calidad del descanso.