La salud dental de los perros es fundamental para su bienestar general. Al igual que las personas, las mascotas pueden desarrollar diversos problemas bucales que impactan negativamente en su calidad de vida.
Muchas veces, las señales de alerta pasan desapercibidas o se subestiman. Por eso, es importante prestar atención a cualquier cambio y actuar a tiempo. Ante los primeros indicios, lo ideal es realizar una limpieza dental para prevenir complicaciones mayores.

El mal aliento: más que un problema de higiene
De acuerdo con los especialistas de Purina, el mal aliento es un problema común en los perros, pero no siempre es solo una cuestión de higiene. Si se presenta junto con otros síntomas, como dientes rotos o encías pálidas, podría ser un signo de algo más grave.
En ocasiones, un diente roto puede derivar en una infección, por ejemplo. Esto, a su vez, puede afectar otros hábitos del perro. Una reacción en cadena que condiciona su bienestar. Es importante prestar atención a este tipo de cuestiones y consultar con el veterinario de confianza cuando se nota el mal aliento.
Importante: cada tanto, se recomienda revisar que el perro tenga todas las piezas dentales. En ocasiones, al jugar o comer, pueden perder alguna y esto causa otros problemas. Si se observan manchas, también hay que actuar.
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Encías pálidas: un síntoma que hay que atender
Las encías de un perro sano son de color rosa. Si están pálidas, podría ser el indicio de una enfermedad dental o incluso de problemas más serios como:
- Pérdida de sangre.
- Enfermedades renales.

La pérdida de sangre puede estar relacionada con una infección de parásitos, como pulgas o garrapatas. También podría estar vinculada con un sangrado interno. Por tanto, si las encías del perro están blancas o pálidas, se recomienda llevarlo al veterinario lo antes posible.
Cómo prevenir problemas dentales en tu perro
Para mantener la salud dental del perro en óptimas condiciones, es importante seguir una rutina de cuidado diaria. Esta incluye el cepillado de dientes, que no debe extenderse por más de dos minutos. Durante el proceso, se recomienda alabar a la mascota, una suerte de reconocimiento.
El tamaño del cepillo está sujeto a la estatura del perro. En el caso de las mascotas grandes, se puede usar uno de personas adultas. Al momento de crear este hábito, es clave ir de forma progresiva para que el animal no genere rechazo a la práctica.