China tiene una cultura que pasó por milenios de acumulación de conocimientos. Por ese motivo, distintas disciplinas occidentales a menudo encuentran en esa sabiduría asiática varias respuestas que de otra manera sería difícil hallar. Eso sucede muy seguido en la medicina y también en la gastronomía. En este último ámbito, la cocina china tiene la solución más práctica y eficiente para tiernizar los cortes de carne más duros sin marinadas complicadas ni largas horas de cocción.
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El saber popular chino aplicado al ambiente culinario permitió resolver una gran duda que azota a las personas que quieren disfrutar de un plato de calidad y que no cuentan con el presupuesto para comprar los cortes más caros y blandos de la carnicería. El método para obtener una carne fácil de masticar y jugosa no es para nada complicado y se puede llevar a cabo con bicarbonato de sodio, un ingrediente que se encuentra en cualquier cocina o en la góndola de todos los supermercados.
La carne dura, un verdadero dolor de cabeza
El gran problema de los cortes vacunos de segunda categoría no reside en su sabor. Todo lo contrario: muchos de ellos incluso tienen un gusto aún más rico, intenso y carnoso que otras partes de la vaca. El principal inconveniente, y el gran motivo por el que son bastante más baratos y accesibles para la mayoría de las personas, es que son más duros y complicados para masticar y digerir por la gran cantidad de fibra y grasa que poseen.
Esta carne proviene de músculos en zonas del cuerpo que la vaca utiliza muy a menudo, por lo que son un importante reservorio de fibras resistentes, que al cocinarse se contraen y pierden humedad con facilidad. El resultado es un corte seco, duro y hasta chicloso. De esta manera, una comida que debería ser un momento placentero se convierte en una pesadilla.
Muchas personas y expertos culinarios lo solucionan mediante una cocción de muchas horas o con marinadas a base de cerveza, leche o vinagre. Sin embargo, estas técnicas no siempre garantizan el punto ideal y, muchas veces, desvirtúan su sabor, sin mencionar que requieren de mucho tiempo de elaboración. En ese sentido, el bicarbonato ofrece una solución fácil y rápida para este problema.
El bicarbonato de sodio, la clave para una carne tierna
El uso del bicarbonato de sodio para el proceso de ablandamiento de la carne es prácticamente desconocido en la cocina hispana. No obstante, los asiáticos utilizan este procedimiento hace siglos y con muy buenos resultados. Este ingrediente clave actúa sobre las proteínas musculares de la carne al elevar el pH y crear un ambiente más alcalino.

Este proceso reduce la contracción de las fibras durante la cocción, lo cual permite conservar la jugosidad y lograr una textura mucho más tierna. Además, el incremento del pH favorece la reacción de Maillard, un proceso químico no enzimático que ocurre entre azúcares reductores y aminoácidos, responsable de generar un color marrón dorado, mayor sabor y aroma en los alimentos cocidos.
Otros usos útiles del bicarbonato de sodio
Además de su comprobada utilidad en la cocina, el bicarbonato tiene otros usos muy interesantes. Uno de ellos es el de prevenir la aparición de plagas y hongos en las plantas por sus propiedad antifúngicas. También es un elemento clave en la limpieza del hogar, ya que es un desinfectante natural. Muchos lo utilizan mezclado con limón y sal para eliminar manchas en superficies y quitar olores y gérmenes del baño.
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También se lo emplea para borrar los manchones amarillos que salen en la ropa blanca por el uso prolongado y la transpiración. Estas marcas suelen ser muy difíciles de sacar, aunque una solución de agua tibia y bicarbonato de sodio puede terminar con el problema fácilmente.