La papa es uno de los alimentos más consumidos a nivel mundial, pero su conservación suele ser un dolor de cabeza para más de uno: ocurre que, a los pocos días de comprarlas, suelen presentar un color más bien verdoso, estar blandas o hasta con algunos brotes indeseables. Por lo pronto, el tubérculo es capaz de durar más de una semana si se guarda correctamente, aunque su vida útil se acorta de manera considerable cuando se cometen algunos errores.
Los expertos recomiendan no colocarlas dentro de la heladera, así como tampoco dejarlas encima de la mesada. Si bien podría parecer que el frío del refrigerador es suficiente para cumplir el objetivo de hacerlos durar, lo cierto es que genera el efecto contrario: las condiciones de humedad que se hacen evidentes en su interior los pudren más rápidamente. Para colmo, las bajas temperaturas convierten el almidón en azúcar, derivando en un sabor y una textura diferentes.

Mientras tanto, arriba de la mesa ocurre algo similar, pero con otros condicionantes como lo son el calor y la exposición a la luz. Lo mejor, en todo caso, es que no tenga contacto con el sol y tampoco que queden afuera cuando el termómetro supera los 30 grados: al poco tiempo, se empezarán a apreciar modificaciones.
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Por ello, se aconseja que el comestible se mantenga en un lugar fresco y seco, lejos de fuentes que puedan perjudicar su sostenibilidad. Así, los armarios, los cajones y otros recipientes sin condicionantes nocivos surgen como las mejores alternativas. En todo caso, se podrá retrasar la descomposición y tener comida garantizada para algunos días más.
Por qué hay que evitar que las papas queden cerca de electrodomésticos
Lógicamente, hay que alejar a las papas lo máximo posible de electrodomésticos como el microondas o elementos situados en la cocina como el horno, en donde existe una mayor calidez. Los espacios resguardados, a su vez, las protege de enemigos como eventuales vapores. Cabe destacar que sus características -alta prevalencia de agua-, las chances de que proliferen los hongos y el moho son muy altas.

Cuando se acercan a la luz, es posible que hagan fotosíntesis y se vuelvan amargas al gusto; no está contraindicado consumirlas en ese estado, pero está lejos de ser la versión más elevada del alimento. Otro fallo habitual tiene que ver con dejarlas dentro de la malla o la bolsa con la que vienen envueltas desde el supermercado, ya que se acelera el proceso de degradación.
Qué pasa si guardo las papas con otras verduras
Curiosamente, a la hora de almacenar las frutas y las verduras, es fundamental que el tubérculo quede separado del resto hasta que sea necesario emplearlo para realizar algún platillo. Las cebollas, en particular, liberan un gas denominado etileno, que se erige como una hormona que motoriza la maduración de sus similares.
En ese sentido, los profesionales vinculados al mundo gastronómico advierten que deben ser reservados junto con zanahorias, calabazas, batatas o nabos, debido a que no se verá afectada su frescura. Por supuesto, la revisión regular de los comestibles es clave: aquellos que no estén en condiciones deben ser desechados para prevenir el efecto contagio.
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Apenas empezamos a notar que las papas poseen un sabor amargo, lo más probable es que tengan una fuerte concentración de solanina, una toxina que genera malestar. A la vista, los brotes representan un signo de que están comenzando a germinar, por lo que tienen que tirarse: en el caso de que los crecimientos sean pequeños, es posible cortarlos y no tirar la hortaliza.