Dormir es una fundamental para el bienestar físico y emocional. La posición en la que dormimos también puede influir en el descanso; sin embargo, según la psicología, esto podría revelar aspectos de nuestra personalidad y estado emocional.
Una de las posiciones más comunes es abrazando una almohada, un hábito que podría tener significados profundos, según los expertos.
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De acuerdo con los psicólogos, este gesto suele asociarse con la necesidad de afecto y seguridad. Abrazar un objeto suave durante el sueño puede ser una forma inconsciente de buscar confort y tranquilidad, especialmente en momentos de estrés o incertidumbre.
Las personas que duermen de esta manera suelen ser consideradas cariñosas, empáticas y con una fuerte conexión emocional con los demás. En muchos casos, también puede reflejar un deseo de protección o la falta de cercanía física con alguien importante en su vida.
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Desde un punto de vista fisiológico, esta postura también podría estar relacionada con la regulación del estrés y la ansiedad. Al ejercer una leve presión en el cuerpo, el contacto con la almohada podría generar una sensación similar a la de un abrazo real, lo que contribuye a la liberación de hormonas del bienestar como la oxitocina.