Cuando las personas intentan cambiar sus hábitos y alimentarse saludablemente, recurrentemente aparece una gran enemiga: la comida chatarra. Este tipo de alimentos ultra procesados, que tienen una gran cantidad de grasas, azúcares y son altos en sodio, suelen ser difíciles de resistir. Sin embargo, la Universidad del Sur de Florida reveló un método para tenerla frente a los ojos y no caer en la tentación.
En una investigación que fue publicada en el Journal of Marketing Research, la universidad estadounidense reveló que oler durante al menos dos minutos el aroma de estos alimentos puede reducir el deseo de ingerirlo. Se trata de una técnica basada en la influencia de los aromas en la percepción del hambre. En sus fundamentos, señala que la exposición prolongada al olor de un alimento “chatarra” activa los circuitos de recompensa del cerebro, dándole una sensación de satisfacción sin la necesidad de ingerirlo realmente.
Leé también: Cuáles son los riesgos de comer papas fritas dos veces por semana
El consumo habitual de este tipo de comidas tiene múltiples efectos adversos sobre la salud. Ya que estos productos contienen muchas grasas trans, azúcares refinados y demás aditivos, pueden contribuir al desarrollo de enfermedades metabólicas. Con este tipo de alimentación adoptada como un hábito, una persona se expone a trastornos como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y problemas digestivos.
Por otra parte, el exceso de sodio de estos productos puede derivar en cuadros de hipertensión arterial y retención de líquidos, lo que aumenta el riesgo de patologías más graves. Pero la comida chatarra también daña la salud mental. A través de diversos estudios se demostró que el consumo elevado de azúcares y grasas altera el equilibrio de neurotransmisores en el cerebro, aumentando los niveles de ansiedad y depresión.

El peligro de estos alimentos radica en su bajo aporte nutritivo, a la vez del placer que genera su ingesta. La comida chatarra da una sensación momentánea de bienestar, que luego deriva en un rápido descenso de los niveles de energía. Así, se genera un círculo vicioso de antojos y dependencia del cual es difícil escapar.
Estrategias para evitar la comida chatarra
Además de olfatearlos sin caer en su ingesta real, existen diversas estrategias adicionales. Por caso, es importante planificar las comidas con anticipación y de esta forma eliminar los ultra procesados de la dieta. Se debe optar por ingredientes naturales y frescos, además de procurar tener opciones saludables al alcance en caso de tener hambre, como frutas, frutos secos o yogurt sin azúcar. Estos alimentos sacian sin comprometer la calidad nutricional.
Otros aspectos fundamentales son la hidratación y la práctica de actividad física. Siguiendo estos consejos, las personas pueden dejar de buscar en la comida chatarra una fuente de satisfacción inmediata que a la larga puede derivar en los ya mencionados problemas de salud que generan este tipo de alimentos.
Leé también: La comida “chatarra” provocaría sobrepeso hereditario
Las hamburguesas de cadenas de comida rápida, papas fritas, gaseosas, snacks, golosinas y embutidos entran en la categoría de comida chatarra por su alto contenido en grasas saturadas, sodio y azúcares. El consumo ocasional de estos alimentos no representa un problema, pero su inclusión frecuente puede generar desequilibrios nutricionales.
En contraposición, se recomienda optar por una alimentación equilibrada que incluya una variedad de nutrientes esenciales, como proteínas, carbohidratos complejos, grasas saludables y frutas y verduras para aportar fibra, vitaminas y minerales. Alimentos como las carnes magras, huevos, legumbres, lácteos, cereales integrales, avena, frutos secos y pescados son indispensables en una buena dieta.
La clave para mantener una alimentación saludable radica en evitar las restricciones extremas, y apuntar al equilibrio y la planificación. Reducir el consumo de los alimentos ultra procesados ya puede generar un bienestar físico y mental, utilizando estrategias como la exposición prolongada a los aromas para construir hábitos más saludables a largo plazo.