El salame es uno de los embutidos más populares y apreciados en las mesas argentinas. Sin embargo, su conservación puede ser un desafío si queremos mantener su sabor y textura intactos durante más tiempo.
Si bien muchas personas recurren a métodos comunes como guardarlo en un tupper o envolverlo en bolsas de plástico, estas prácticas no son las ideales. Existen ciertas técnicas para envolver este embutido y extender su duración.
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La falta de aireación, un error muy común
Uno de los errores más comunes al guardar salame es colocarlo en recipientes herméticos o en bolsas de plástico. Esto puede generar humedad en exceso, favoreciendo la aparición de moho y acelerando el deterioro del embutido. El salame necesita respirar para conservar su textura y su sabor característico.
Para evitar problemas, es importante permitir que el salame tenga suficiente aireación. Esto no solo alarga su vida útil, sino que también evita que pierda su consistencia firme y su aroma.
La clave está en el papel y la temperatura adecuada
La mejor forma de conservar el salame es envolverlo en papel manteca, papel para embutidos o incluso en un paño limpio de algodón. Estos materiales permiten una correcta circulación de aire y absorben la humedad superficial, evitando que el salame se eche a perder.
En cuanto a la temperatura, lo ideal es guardar el salame en un lugar fresco y seco, lejos de fuentes de calor y humedad. Si lo almacenás en la heladera, optá por el cajón de las frutas y verduras, que suele tener una temperatura más adecuada para evitar que el salame se reseque demasiado.
¿Qué hacer si el salame ya está cortado?
Si el salame está cortado, la conservación requiere un poco más de atención. En este caso, además de envolverlo en papel manteca, es recomendable cubrir la parte expuesta (donde fue cortado) con una fina capa de aceite de oliva. Esto evita que se seque y mantiene su frescura por más tiempo.
Otra opción es colocar una película plástica únicamente sobre la parte cortada, asegurándose de no cubrir todo el embutido para que siga respirando.
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¿Cuánto tiempo dura el salame en la heladera?
Si sigues estos consejos, un salame entero puede durar varias semanas en óptimas condiciones. En el caso de un salame cortado, su frescura se mantendrá por aproximadamente una semana si está bien almacenado.
Aunque congelar el salame puede parecer una solución rápida, esta práctica no es recomendable. El proceso de congelación altera la textura del embutido y puede afectar su sabor original. Además, al descongelarlo, el salame pierde parte de su humedad, lo que lo hace menos agradable al paladar.