Después de cocinar, es tentador cerrar la puerta del horno y olvidarse del calor que este deja en la casa. Sin embargo, dejar la puerta del horno ligeramente abierta por unos minutos después de su uso es una práctica beneficiosa que muchas personas no tienen en cuenta.
Esta sencilla acción puede ayudarte a aprovechar mejor el calor, mejorar la ventilación de la cocina y proteger la vida útil del electrodoméstico.
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Por qué no cerrar la puerta del horno después de cocinar
- Podés aprovechar el calor residual y ahorrar energía: Cuando apagás el horno después de cocinar, este todavía retiene una cantidad significativa de calor. Si dejás la puerta abierta, ese se libera y puede ayudar a calentar la cocina, lo que es especialmente útil en épocas de frío.
- Ayuda a mejorar la ventilación y elimina olores: Al cocinar, muchos alimentos desprenden vapores, grasas y olores que pueden quedarse atrapados dentro del horno. Al abrir la puerta, permite que el aire circule y estos residuos se disipen, lo que ayuda a evitar que el horno quede impregnado de olores fuertes o que la grasa acumulada se adhiera más al interior. Esto también facilita la limpieza posterior y mantiene el horno en
- Evita el sobrecalentamiento del electrodoméstico: Cerrar inmediatamente la puerta del horno puede generar un sobrecalentamiento en sus componentes, especialmente si lo deja apagado pero cerrado durante mucho tiempo. Dejar la puerta abierta permite un enfriamiento gradual, lo que protege las resistencias y otros elementos internos del horno de daños que puedan reducir su vida útil o afectar su funcionamiento.