“Cuando llegues a tu casa avisame si estás tranquila y querés una sesión por videollamada. Te va a venir bárbaro”. Cuando A.B. leyó ese mensaje en la pantalla de su celular sintió escalofríos. Del otro lado escribía su jefe, quien una hora y media después insistió: “¿Estás? Estoy tranqui ahora”. A.B. no abrió el chat.
Esta y otras tantas conversaciones fueron incorporadas en una denuncia que A.B., abogada y madre de tres hijas, presentó ante la Justicia contra Alejando Marcelo Brissolese, titular del Juzgado de Familia N°6 de San Martín, a quien conoció en 2014 en una entrevista que le permitió ingresar al Poder Judicial.
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La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires recibió la denuncia formulada por A.B., la que ocasionó que el área de Control Disciplinario del máximo tribunal investigue el desempeño del magistrado tras ser acusado de acoso y violencia laboral.
Todo comenzó en 2020, durante los primeros meses del confinamiento, cuando el trabajo remoto ofrecía una fachada de normalidad. El juez Brissolese, según relató A.B., quien nunca antes había mostrado demasiado interés en interactuar con sus empleados fuera del ámbito laboral, encontró en la pandemia la excusa perfecta para escribirle a la abogada a cada rato.
Sus mensajes iniciales parecían relacionados con el trabajo, pero pronto comenzaron a desvirtuarse y entraban en terrenos incómodos que hacían que A.B. no supiese cómo resolverlo. “En febrero de este año entré en licencia tras un ataque de crisis que derivó en un tratamiento psiquiátrico. Esta semana pude reincorporarme al trabajo, pero en otro juzgado”, explicó A.B. a TN.
La mujer relató que en aquel entonces estaba soltera y que algunos meses después conoció a su actual marido, padre de su tercera hija. “Las capturas las tenía y decidí borrarlas porque mis nenas jugaban con el celular. Quería proteger mi trabajo y a la vez bloquear lo que había sucedido. Pero una compañera del juzgado guardó todo y pude rescatarlas”, agregó.
A.B. describió al detalle la impunidad con la que se manejaba su jefe, quien utilizaba un WhatsApp sin foto de perfil ni descripción. Una pantalla vacía que le entregaba comentarios sutiles que luego fueron aumentando en su intensidad. “La realidad es que laboralmente siempre fue un acosador, naturalizábamos ciertas prácticas. Se enfrentaba a todos y nos cuestionaba. La violencia y el acoso laboral eran constantes, pero nunca pensé que iba a pasar ese límite”, recordó A.B.
En los chats que presentó la abogada se exhibe un acoso que fue en aumento con el correr de las semanas. De un “me encanta la foto de perfil que pusiste” al “súpersexy, me encanta”. En abril de 2020, mientras hablaban de lo difícil que se había vuelto la cuarentena, el juez le expresó: “Hay cosas que no dejan de tener su encanto. Un desayuno en la cama con una flor en la bandeja, por ejemplo”.
Brissolese se mostraba insistente con el hecho de compartir un almuerzo o una cena con A.B. “Comemos algo y tomamos ese vino como festejo. Queda entre vos y yo, no te preocupes”, le indicó. Previo a ello le preguntaba constantemente qué vino prefería que le regale, si un Rutini o un Luigi Bosca.
A.B., que solicitó no revelar sus respuestas por precaución, evadía cada ofrecimiento y se negaba a recibir algún tipo de regalo por parte de su jefe. “No me parece correcto, espero lo entienda y no lo tome a mal”, llegó a responderle. El juez, sin embargo, insistía: “No tiene nada de malo ir a almorzar para celebrar un acontecimiento que lo merece”.
En otra ocasión, cuando volvieron a hablar de lo poco que faltaba para que A.B. se recibiese de abogada, el juez volvió a preguntarle acerca de qué vino podía regalarle. A.B. le contestó: “No me ponga en ese compromiso porque me parece que no corresponde”.
A.B. precisó que la virtualidad y el aislamiento le dieron al juez, que actualmente está de licencia, una sensación de poder sin límites, en donde podía transitar un terreno sin testigos y sin consecuencias aparentes.
“Usted es el juez del juzgado y yo una empleada. Y más allá de la buena onda laboral, no puedo ni voy a acceder a tomar un café solos en el juzgado”, le volvió a responder A.B. ante un nuevo ofrecimiento de verse.
“Se manejaba entre lo desubicado y lo que él consideraba gracioso. Por suerte no lo veía seguido porque estábamos en pandemia, pero una vez me tocó ir para ver unos expedientes y me empezó a decir que estaba muy linda. Me preguntaba por mi relación con mi exmarido. Decía que como estaba soltera tenía que salir con hombres así me llevaban a comer”, expresó A.B. a TN.
La abogada decidió irse del juzgado y denunciarlo luego de que el juez la discriminara en dos búsquedas que le hubieran permitido un crecimiento profesional: “Para los empleados administrativos el sueño es ser funcionario. Esos cargos los debe proponer el juez. Yo empecé en mesa de entradas, el puesto más abajo, y de a poco fui ascendiendo. Cuando se liberaron dos vacantes, una me correspondía por antigüedad. Sin embargo, eligió a otra persona. Luego lo volvió a hacer con otro puesto, nombrando a una persona que ni siquiera trabajaba en el juzgado”.
A.B. atribuyó ese destrato a las consecuencias de haberle rechazado cada invitación que le hacía: “Cuando volví a tener pareja dejó de hablarme. Me pasó a tratar como la peor empleada”. La abogada intentó ser trasladada a otro juzgado de ese mismo edificio, pero “ninguna de las juezas de familia (N°1 y N°4) quiso recibirme”.
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La Asociación Judicial Bonaerense (AJB), gremio que ayudó a la abogada en la denuncia, publicó en sus redes sociales: “La AJB exige que un jurado de enjuiciamiento pondere la idoneidad del titular del Juzgado de Familia N° 6 de San Martín, doctor Alejandro Marcelo Brissolese, quien fue denunciado el 26 de marzo por ejercer violencia laboral y de género contra trabajadores y trabajadoras del organismo”.
“Además, también se denuncian irregularidades funcionales. Se remarca la ineptitud de Brissolese para ejercer el cargo para el que fue designado, y serias falencias en su conocimiento de la materia, capacidad de liderazgo y de organización del grupo de trabajo. Desde la AJB exigimos que se investigue y se tomen las medidas necesarias para garantizar la protección de las mujeres, así como de imponer una sanción adecuada a la gravedad del caso”, completaron desde el gremio.