Nadie sabe muy bien por qué, hace 50 años, abandonaron el hogar de huérfanos, la capilla y el colegio que había sido creado por el célebre arquitecto Alejandro Bustillo en el paraje Gándara, a 25 kilómetros de Chascomús. El distinguido diseño y la extraordinaria calidad de los materiales que se utilizaron en la construcción son la razón por la cual el admirable complejo sigue en pie y aún conserva algo de esplendor inaugural a pesar de estar en ruinas.
La Capilla Nuestra Señora del Rosario fue inaugurada el 26 de septiembre de 1938. Dos años después se construyó al lado el Colegio Apostólico San José que estaba a cargo de los Padres Agustinos Recoletos. La Iglesia fue encargada por Francisco Monasterio, nieto de Leonardo Gándara (el fundador del pueblo), a Alejandro Bustillo, uno de los arquitectos más reputados de la historia de la Argentina por ser el fundador del “estilo clásico nacional”.
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La importancia que se le dio al diseño de este grupo de construcciones nos habla de la relevancia de semejante edificación. El arquitecto Alejandro Bustillo fue el encargado de la tarea. Se trata del mismo profesional que diseñó el Hotel Provincial, el complejo Bristol y el Casino Central de Mar del Plata. Muchos de los edificios más insignes de la época fueron diseñados por este arquitecto, como por ejemplo el Hotel Llao Llao en Bariloche o la casa de Victoria Ocampo y el edificio donde vivieron Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.
En el Colegio funcionaba un seminario, un filosofado, y un teologado, de manera que el abandono actual del complejo se contrapone con la intensa actividad que había en el lugar entre 1939 y 1954. Al continuo ir y venir de sacerdotes y novicios hay que sumar el hecho que ya desde antes de la inauguración comenzaron a llegar al lugar niños huérfanos que los religiosos ubicaron en la planta alta del monasterio. Por alguna razón que todavía hoy no está clara en 1954 los Padres Agustinos Recoletos abandonaron el lugar y todo el magnífico edificio quedó deshabitado en 1960. Como último golpe de gracia en el año 1974 se produjo el abandono total y definitivo de todo el complejo.
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Las razones del abandono y del actual estado del monasterio son un misterio. Algunos vecinos de la zona arriesgan que la razón del abandono se debe a que era muy caro el mantenimiento del conjunto de edificios. En los hechos la capilla y el colegio fueron transferidos a la Diócesis de La Plata en 1974 hasta que se creó el Obispado de Chascomús y no se sabe nada más. En los últimos tiempos circuló un proyecto de una ONG para desarrollar en el lugar la actividad del turismo de reuniones, donde se puedan realizar convenciones y eventos empresariales, entre otras opciones.