En una escuela del barrio de Colegiales nadie imaginó que la guerra entre Rusia y Ucrania los afectaría. No solo por los más de 12.800 kilómetros que separan Buenos Aires de Kiev sino por las diferencias idiomáticas y culturales.
Sin embargo, la dinámica del Argentina School cambió en abril con la llegada de una joven que ahora está cursando el primer año del nivel secundario.
Si bien ya pasaron dos meses desde su incorporación, hace pocos días se conoció la situación a través de Lautaro Turco, un docente de 27 años que da clases de historia en esa escuela.
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De Ucrania a la Argentina: “Lo que pasa lejos, se aparece en la puerta de tu trabajo”
En su cuenta de Twitter el joven contó que cada vez que entra al aula lo sorprenden lo impresionante que es la tecnología y que puedan con éxito y creatividad comunicarse en un idioma totalmente distinto. Además destacó: “Lo que pasa muy muy lejos de acá, un día casi por inercia, se aparece en la puerta de tu trabajo”.
En diálogo con TN, Lautaro relató: “La alumna entró un viernes, y la directora había avisado que solo sabía su idioma y muy poquito de inglés. A los chicos solo les pidió que pongan esfuerzo para hacerla sentir cómoda, y si bien en la escuela está todo digitalizado y hay muchas herramientas tecnológicas para comunicarse, me sorprendió la absoluta integración”.
“Cuando te querés comunicar, simplemente sucede”
“La primera vez que la tengo como alumna, entro al aula y ya estaba con una compañera interactuando a pesar de las diferencias y dificultades idiomáticas. Y ahora siempre la veo con gente, nunca la dejan sola. Es muy tierno y sorprendente”, dijo.
El profesor de historia destacó además que no solo los alumnos de su curso la recibieron con los brazos abiertos sino también de otros años. “Todos se ofrecieron para ayudarla de alguna manera, incluso los más grandes colaboraron con traducirle contenidos al inglés y explicarle cómo funcionan las herramientas digitales de la escuela”.
En ese sentido, Lautaro destacó que “todos los cursos son muy sanos” y que “hay un aparato institucional que se involucra” en el bienestar de los chicos. “La escuela tiene preparado un cuerpo para prevenir y erradicar los casos de bullying, se involucra muy fuerte en las dinámicas sociales de los alumnos”, aseguró.
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Gracias al apoyo de sus compañeros, la joven ya se anima a participar en las clases de historia “que son muy teóricas”. “Cuando hay algo que no sabemos explicar, lo dibujamos. El uso de la tecnología facilita mucho las cosas, pero no hay dudas: cuando te querés comunicar, simplemente sucede”, explicó Turco.
Hace pocos días el profesor habló con la alumna y ella le dijo que “estaba muy bien y contenta por sus compañeros”. “Es todo un desafío profesional porque te hace salir de la zona de confort, y apelar a nuevos instrumentos didácticos. Pero queda claro que la gente que habita este país es socialmente muy increíble, cálida y podemos construir vínculos maravillosos”, concluyó.
