Una gran lección que aprendió a los 23 años después de que el cáncer de útero le hizo la vida imposible durante muchos meses que le parecieron in-ter-mi-na-bles. Haberse dado la oportunidad de no rendirse, aunque en algún momento lo pensó, le abrió paso a la aventura de nadar en aguas abiertas y hasta de ganar la primera carrera que se animó a correr.
“Agus 1-Cáncer 0″ escribió en su cuenta de Twitter y fue suficiente para que todos sus compañeros de natación se enteraran de que esa chica campeona es también una luchadora.
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Agustina Ávila se enteró de su diagnóstico hace tres años, después de una fuerte hemorragia y a partir de allí se desató “una bola de nieve” sobre su vida que lo complicó todo: rayos, recaídas, dolores intensos, tironeos con la obra social y hasta colectas de sus amigos para juntar fondos porque la plata para los tratamientos no alcanzaba.
![Fue la mamá de Agustina la que le sugirió que empezara a nadar en aguas abiertas. De esa manera no tendría riesgo de contagio, por la pandemia de coronavirus. (Foto: Captura Telenoche)](https://tn.com.ar/resizer/v2/fue-la-mama-de-agustina-la-que-le-sugirio-que-empezara-a-nadar-en-aguas-abiertas-de-esa-manera-no-tendria-riesgo-de-contagio-por-la-pandemia-de-coronavirus-foto-captura-telenoche-7BFU7U3H4RGXFISE2JNA2Z3I7Q.jpeg?auth=f036623d5e6f1bb744a2c8c0863312d0133084c9d0f5755977c70498973332c2&width=767)
Su mamá –Adriana- fue siempre la mejor sponsor, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en el disfrute y en la agonía después de cada tratamiento que la dejaba literalmente de cama y preguntándose ¿hasta cuándo?
El peor de los días ocurrió cuando Agustina doblada de dolor le dijo a su madre algo así como “hasta acá llegué”. Adriana entendió sus enojos, sus lágrimas, sus palabras y se aferró a la fe para creer que esa frase no podía ser verdad. Siempre estuvo a su lado, desde que nació, alentando cada deporte que Agus quería practicar. ¿Cómo no estar en el momento de mayor vulnerabilidad?
Esta joven que aprendió a hablar sereno, tomarse sus tiempos, bajar un cambio, empezó a nadar cuando tenía tres años y siempre lo había hecho en el natatorio del barrio. Recuperándose del cáncer y con la pandemia en el medio, la pileta era un peligro para un posible contagio. Una mañana, su mamá tuvo la gran idea de que empezara a nadar en aguas abiertas: “Estarás al aire libre –le dijo- sin tanta gente alrededor y pudiendo practicar lo que más te gusta”. Agus tomó la idea y allá fue, a sumarse a un nuevo grupo de aventuras sobre el agua.
![Rendirse no es opción: le diagnosticaron cáncer, comenzó a nadar en aguas abiertas y salió campeona](https://tn.com.ar/resizer/v2/rendirse-no-es-opcion-le-diagnosticaron-cancer-comenzo-a-nadar-en-aguas-abiertas-y-salio-campeona-O4FOUEWEHZCMPGYHAHZSBQHTYI.png?auth=d57f68d49e9173f82c0eca875b963e96a9ffc80b02d5c053a7937b2701aa3b51&width=767)
No se sentía tan cómoda como en el natatorio. Practicó dos meses y aún no sabe por qué se anotó en una competencia que fue más sufrimiento que disfrute: “Cuando estaba en el agua –cuenta- me enojé mucho y hasta me reproché haber aceptado; tragué mucha agua y hasta pensé en por qué le había hecho caso a mi mamá”.
Sus profesoras de natación y sus compañeros del agua coinciden en que terminó la carrera tensa, ofuscada y hasta un poco violenta consigo misma. La sorpresa llegó cuando le avisaron que había salido campeona y entonces todo cambió en ella: sus pensamientos, sus emociones y hasta en su cuerpo le recorrió una paz interior que hacía mucho tiempo no sentía.
Hubo aplauso, medalla y beso… Muchos besos para la chica que no se tenía fe y no solo había ganado una competencia, también se había consagrado como una auténtica guerrera.
Le nació escribir “Agus 1-Cáncer 0″ y entonces todos supieron que detrás de esa chica enojada en las grandes aguas había una joven fuerte, potente y con una dignidad mucho más grande y valiosa que la medalla que ganó.
Ese día entendió más que nunca lo que repite más allá del miedo: “Rendirse no es opción”.