Un mosquetero era un soldado de infantería, al cual era común observarlo armado con mosquete. El surgimiento se dio en el siglo XVI, y a posterior tomaron notoriedad por sus combates junto a los ejércitos europeos por dos siglos, siendo reemplazados en el siglo XVIII por soldados armados con fusiles de avancarga.
El soldado de caballería armado con mosquete se denominó en principio “mosquetero a caballo”, para luego pasarse a llamar dragón. La conocida y tradicional designación de “mosquetero” sobrevivió en el Ejército Imperial alemán hasta la Primera Guerra Mundial.
El arma que les dio nombre no es tan famosa como ellos, probablemente porque nunca se observa en la iconografía de estos soldados, pero su introducción fue de gran importancia en la historia militar.
El mosquete surgió a mediados del siglo XVI como mejora del arcabuz, y, desde el momento en el que el duque de Alba lo usó por primera vez en las guerras de Flandes, fue utilizándose por toda Europa, convirtiéndose en el arma más valiosa y preferida por los ejércitos.
Tal era su eficacia, que diferentes fuerzas de infanterías se esmeraban en contar con un cuerpo nutrido de mosqueteros. Bien entrenados, estos podían sostener una barrera continua de fuego. Los nuevos soldados se transformaron en la fuerza más decisiva de los ejércitos durante aquella época, en momentos en los que el fuego tomó un protagonismo creciente en detrimento de la lucha cuerpo a cuerpo, hasta entonces el factor que decidía casi todas las batallas.
Como hicieron en su momento los arcabuceros, los mosqueteros seguían de cerca a los piqueros desarticulando a las líneas enemigas con sus cerradas descargas. Su número fue creciendo hasta el punto de que, a finales del siglo XVII, casi todos los soldados eran, de hecho, mosqueteros.
La guardia del rey de Francia
Como se convirtieron en la nueva fuerza de élite, el rey Luis XIII dispuso en 1622 dotar de mosquetes a su guardia personal, o Guardia de Corps. Todos los soldados de este cuerpo, en el que el monarca poseía la máxima jefatura, pertenecían a la caballería, y eran nobles.
Pese a la introducción de los mosquetes, su armamento cotidiano se limitaba a la espada y la pistola, ya sea en las tareas de guardia y de escolta a caballo en las dependencias reales, como por sobre todo, en la parte externa de los palacios, cuando acompañaban al rey en sus viajes.