A exactamente 30 kilómetros del Obelisco se encuentra el barrio La Ribera. Perteneciente a Ezpeleta, la avenida Florencio Varela es la que lo divide y a su vez, a las jurisdicciones de Quilmes y Berazategui. Para entender un poco más su delimitación vale aclarar que están encerrados entre la autopista Buenos Aires – La Plata al oeste, un arroyo al norte, un zanjón al sur y el Río de la Plata al este. El único acceso es cruzando por debajo de la autopista.
Es un barrio con múltiples carencias. El agua que tienen no es potable (la gente tiene que hacer varias cuadras para que del lado de Quilmes les den el agua para beber), el único método de calefacción que tienen es mediante la leña que juntan durante el día, y la luz es el principal problema. Acá hay que hacer foco. Los vecinos de esta comunidad hace más de veinte años que les reclaman a las delegaciones correspondientes la necesidad de tener electricidad.
Por el momento, la única solución que tienen se las consiguieron ellos mismos. Mediante conexiones super improvisadas se cuelgan de la luz que viene de Berazategui y de la misma autopista. Lo que debe quedar claro es que los vecinos recurren a esto porque no les queda otra alternativa, ya que después de dos décadas nadie les da una respuesta.
Hace más de dos semanas, Edesur fue a realizar las mediciones para que, supuestamente, inicien las obras. Hasta la fecha no han vuelto. No tan sólo esto, sino que el último fin de semana, la policía de Berazategui llegó al barrio y los desconectó, dejando sin electricidad a las decenas de familias que viven en el lugar.
En La Ribera, los vecinos se conocen entre todos, los niños juegan en la calle y se crían entre los animales ya que es una de las principales fuentes de trabajo. La otra es la pesca en el río. Las calles son de tierra y hay un constante transitar de camiones que entran a buscar el pescado y otros con volquetes para desechar los escombros en el lugar. Respecto a esto último, los vecinos agradecen a los volqueteros ya que así pueden rellenar las calles y las entradas de sus viviendas, pero no hay que dejar de tener en cuenta que son estos mismos camiones quienes rompen las calles y las utilizan de basurero.
Las personas que viven en La Ribera quieren poder pagar la luz. “Nosotros queremos hacer las cosas bien, queremos ir por derecha”, es lo que todos nos dijeron. Es totalmente incompresible que la gente esté pidiendo pagar un servicio y nadie haga nada al respecto”.
Las necesidades son muchas, y la única luz que parece estar encendida es la de la esperanza de los ribereños de que esta situación algún día tenga una solución.