Durante la perimenopausia —la etapa previa a la menopausia en la que las hormonas comienzan a fluctuar— muchas mujeres experimentan una caída del deseo sexual. Aunque se trata de un proceso fisiológico natural, los efectos emocionales y vinculares suelen quedar silenciados o minimizados.
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El descenso de estrógenos, testosterona y progesterona puede afectar la lubricación vaginal, la sensibilidad y el deseo. Pero, como aclaran los especialistas, reducir el problema a una cuestión exclusivamente hormonal es un error frecuente.
No se trata solo de hormonas, sino de conexión
“A veces no es que no hay deseo, sino que no hay espacio ni conexión. Las ganas no aparecen solo por ver a la pareja, hace falta intimidad, erotismo y tiempo real”, señala la ginecóloga Maite Fernández, Especialista en Ginecología y obstetricia en el Hospital Virgen de la Arrixaca Murcia y Máster en sexología en la Universidad de Barcelona.
Según Fernández, muchas mujeres llegan a la consulta diciendo que ya no sienten deseo, pero sin haber podido hablarlo con su pareja ni con su entorno. “El deseo no es automático ni se activa con una pastilla. Es un reflejo del vínculo, del momento vital y del lugar que una tiene en su propia vida. Si estás agotada, estresada o emocionalmente desconectada, eso también influye”, advierte.

En esa línea, un informe destaca que una de las principales causas de consulta en mujeres de entre 45 y 55 años es la pérdida de deseo, pero también que gran parte de ellas no busca tratamiento por vergüenza o por creer que “es normal” y no tiene solución .
Una mirada más integral y sin tabúes
Desde Australia, la psicóloga y terapeuta sexual Lauren White, especializada en el acompañamiento de mujeres en etapa de menopausia, coincide: “La pérdida del deseo no tiene una única causa. Hay que considerar el contexto, el vínculo, el estado emocional, la calidad del sueño, el estrés y otros factores que influyen en el cuerpo y la mente femenina”, explica.
White insiste en que no todas las mujeres necesitan tratamiento hormonal, aunque para algunas puede ser útil. “Lo importante es un abordaje integral y personalizado. Muchas veces, lo que hace falta es recuperar la conexión con el cuerpo y repensar la intimidad como un espacio de cuidado mutuo y no de exigencia”, explicó.

Fernández también subraya que “el deseo se cuida, se construye y se trabaja”. Y que lejos de ser una etapa de pérdida, la perimenopausia puede ser una oportunidad para reconectar con la sexualidad desde otro lugar. “Hace falta diálogo, presencia, juego y conexión con el placer. No se trata de volver a lo que fue, sino de encontrar una nueva forma de vincularse con una misma y con el otro”, apunta.
Recomendaciones para acompañar el deseo en la menopausia
- No minimizar ni patologizar los cambios: es clave hablar del tema sin vergüenza ni culpa.
- Consultar con profesionales especializados,que integran lo físico, lo emocional y lo vincular.
- Explorar terapias de pareja o sexuales, que pueden aportar nuevas herramientas.
- Cuidar el cuerpo con actividad física, descanso y alimentación consciente, lo que impacta directamente en el bienestar general.
Porque el deseo no desaparece: a veces solo necesita un espacio donde volver a sentirse posible.