Bryan Johnson, empresario tecnológico conocido por su costoso régimen de longevidad, volvió a generar controversia al afirmar que su función eréctil es comparable a la de un joven de 22 años, a pesar de sus 47 años. Johnson asegura haber logrado este “rejuvenecimiento” gracias a un control exhaustivo de su salud y terapias experimentales, incluyendo ondas de choque para el pene.
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A través de una aplicación que mide sus erecciones nocturnas, sostiene que ahora sus resultados superan incluso los que tenía a los 18 años. Pero, ¿realmente la calidad de las erecciones es un marcador confiable de la edad biológica?
El verdadero significado de las erecciones nocturnas
Las erecciones nocturnas ocurren de manera involuntaria durante la fase REM del sueño. Son el resultado de la activación del sistema nervioso parasimpático, que relaja el cuerpo y aumenta el flujo sanguíneo. En una noche normal, un hombre puede experimentar entre tres y cinco erecciones nocturnas, con una duración promedio de 20 a 30 minutos cada una.
En términos médicos, la frecuencia y calidad de estas erecciones pueden reflejar el estado de salud cardiovascular. Como explica el urólogo Aaron Spitz, un experto inglés en todo lo relacionado con el pene y la medicina reproductiva masculina, los vasos sanguíneos del pene son extremadamente pequeños y pueden bloquearse antes que los del corazón o el cerebro, lo que convierte la disfunción eréctil en un posible indicador temprano de problemas circulatorios.
El pene, ¿puede rejuvenecer con terapias?
Johnson sugiere que optimizar sus erecciones nocturnas es clave para su plan de longevidad. Sin embargo, los expertos advierten que no hay evidencia concluyente de que terapias como las ondas de choque generen una “edad biológica más joven” en el pene.
Paul Turek, urólogo y director de la Clínica Turek en San Francisco, señala que si bien una buena salud general favorece la función eréctil, obsesionarse con “marcadores juveniles” puede ser un enfoque erróneo. “Muchos factores pueden influir en la calidad de las erecciones, desde el estrés hasta la dieta o la calidad del sueño. No se trata solo de un número”, explica.
Además, la capacidad de tener erecciones nocturnas no es el único reflejo de la salud sexual. El envejecimiento natural y cambios hormonales pueden modificar la respuesta eréctil sin que esto signifique una enfermedad.
Un indicador de salud, pero no el único
El flujo sanguíneo al pene puede verse afectado por enfermedades metabólicas como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto. En este sentido, una menor frecuencia de erecciones nocturnas podría ser una señal de alerta sobre problemas de salud subyacentes.
Sin embargo, los urólogos coinciden en que no es necesario obsesionarse con los tiempos de erección de la juventud. La salud sexual y cardiovascular depende de múltiples factores, y tratar de replicar la fisiología de un adolescente con terapias experimentales puede ser innecesario e incluso riesgoso.
Más allá del marketing de la longevidad
El caso de Johnson es solo un ejemplo más de cómo la obsesión por revertir el envejecimiento puede llevar a prácticas poco fundamentadas científicamente. Aunque sus métodos generan interés y debate, la realidad es que la ciencia aún no ha encontrado una manera confiable de medir la “edad del pene”.
Lo que sí está comprobado es que un estilo de vida saludable –con una alimentación equilibrada, ejercicio y control de factores de riesgo cardiovascular– es la mejor estrategia para preservar la función eréctil a lo largo de los años.
