Las relaciones de pareja fueron cambiando con el tiempo y en la actualidad hay variantes que en otras épocas no hubieran existido. Una de ellas es la que llevan a cabo las denominadas “parejas de fin de semana” que son aquellas que solamente se ven sábados y domingos, lo que podría parecer como vivir en una luna de miel permanente, pero ¿realmente funciona?.
Normalmente, las personas que las forman se encuentran en un momento cumbre de su carrera profesional, suelen tener entre 25 y 35 años, viajan con frecuencia y, al no tener demasiado tiempo los días laborables para dedicarle a su pareja, deciden verse durante el fin de semana, explica la psicóloga española Gema Sánchez Cueva.

La decisión de algunas personas de llevar a cabo este tipo de relación de pareja es porque muchas fracasan por la distancia, ya que, al no renovar la pasión y el cariño de manera continuada, los kilómetros terminan por desencadenar la ruptura. Esto no sería un problema para aquellas relaciones que mantienen viva la llama de su amor al menos durante el fin de semana sabiendo que esos dos días son por y para ellos.
Además, al extrañarse durante muchos días, sábado y domingo tienen muchas ganas de verse lo que hace que su fase de enamoramiento se alargue, es decir, verse menos asiduamente hace que cada vez que se encuentren sientan que es como la primera vez y sería una especie de flechazo constante que remarca los aspectos positivos de la relación. “Al tener tan poco tiempo para compartir con el otro, cada uno da lo mejor de sí mismo durante esos ratos”, dice la psicóloga y añade que, por eso, no suelen perder el tiempo en discusiones absurdas y evitan los conflictos para aprovechar el tiempo al máximo.
No todo sería tan bueno
La distancia física es una de los grandes retos de cualquier noviazgo o matrimonio y las parejas de fin de semana también pueden ser víctimas de la misma porque la inseguridad que se crea sin un contacto diario puede generar dudas y celos hacia el otro. Esto, alimentado de manera diaria, puede llegar a ser motivo de ruptura e, incluso, de infidelidad.
Por otro lado, revivir todos los fines de semana ese amor no significa que la relación vaya hacia delante, ya que, esta manera de verse puede estancar la relación porque parecería ser como si ambos estuvieran cómodos con la situación y ninguno pretendiera dar un paso al frente.

En tanto, aunque cantidad puede no ser sinónimo de calidad, en este caso, parece serlo, ya que, cuantos más años de relación tenga una pareja, más fuerte serán sus vínculos y sus cimientos. Debido a ello, es menos probable que una relación se rompa por la distancia, cuanto más tiempo lleven juntos.
Por ejemplo, en el caso de una relación de años en la que uno de los miembros debe irse a trabajar temporalmente a otro país, la distancia puede, incluso, llegar a endurecer más los lazos de unión entre ellos porque la pone a prueba y, si sale bien, se convierte en un pilar más de la misma. Por el contrario, si la relación solamente lleva fraguándose unos cuantos meses, hay una alta probabilidad de que no exista el suficiente compromiso como para mantenerla.
Secretos del éxito en pareja
En cualquier caso, las parejas de fin de semana son una realidad y nadie puede determinar la duración de una relación en base a cómo se conocieron o cuáles son los parámetros de la misma, dijo la psicóloga, a la vez que agregó que solo los miembros de la relación de pareja saben lo que se cocina en sus vidas.
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En tanto, indicó que, sí existen ciertas características que se dan en todas las parejas exitosas. Algunas de ellas son, por ejemplo, la admiración, el respeto mutuo y la ausencia de codependencia. Además, las expectativas de ambos han de ser realistas y basadas en una elección: amar al otro.
“Por supuesto, la base ha de ser la comunicación y la confianza. Se tiene que poder hablar de todo y manifestar cada uno su punto de vista, sin temor a ser juzgados o rechazados. Las parejas atraviesan por momentos preciosos y felices, pero cuando llegan los más duros, deben ser capaces de decirse las cosas tal y como las creen”, señaló.



