La prevalencia de la diabetes tipo 2 se incrementó en todo el mundo en los últimos 30 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que se asocia en parte a los elevados índices de obesidad, ya que el exceso de peso es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar resistencia a la insulina y diabetes.
Ahora, un equipo de investigación liderado por científicos del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), el Instituto de Investigación del Hospital de Mar y el área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBER (CIBERDEM), todos de España, identificó dos compuestos presentes en la sangre –el butirato y el isobutirato– que podrían actuar como predictores precoces del desarrollo de la diabetes tipo 2 en personas aparentemente sanas.

Estos compuestos son ácidos grasos de cadena corta (SCFA, por sus siglas en inglés) producidos por la fermentación de fibra dietética en el intestino. El trabajo se publicó en la revista científica BMC Medicine y se basa en el análisis longitudinal de más de 2.400 participantes del proyecto estatal Di@bet.es a lo largo de siete años.
Cómo influye el tipo de dieta en la microbiota intestinal
Este estudio proporciona nuevas evidencias sobre la asociación entre los SCFA y el riesgo de desarrollar la diabetes tipo 2, señaló Joan Vendrell, coordinador clínico del grupo de investigación del CIBERDEM en el IISPV.
“Curiosamente, niveles elevados de butirato e isobutirato a comienzos del estudio se asociaron con una mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, incluso después de ajustar por factores de riesgo clásicos como la obesidad, la hipertensión arterial o los antecedentes familiares”, añadió Gemma Llauradó, investigadora del estudio y adjunta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Mar.

La investigación también incluyó el análisis de los patrones dietéticos de los participantes mediante un cuestionario en el que refirieron la frecuencia con la que consumían los alimentos. “Se observó que seguir una dieta mediterránea o consumir alimentos ricos en fibra se asocia con niveles más altos de SCFA. Aun así, estos hábitos no demostraron, por sí solos, capacidad predictiva suficiente sobre el desarrollo de la diabetes”, aclara la investigadora Sonia Fernández-Veledo.
Una dieta rica en fibras es fundamental para la microbiota
Los investigadores subrayan que una dieta rica en fibra continúa siendo fundamental para preservar el equilibrio de la microbiota intestinal, un factor clave en la regulación metabólica y la respuesta inflamatoria. En este sentido, el trabajo apunta que los SCFA podrían actuar como moléculas señalizadores con un papel determinante en estos procesos fisiológicos.
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Este descubrimiento puede abrirles la puerta a nuevas estrategias de prevención más eficientes y personalizadas, basadas en el análisis del perfil metabólico y microbiótico individual, mientras que los autores del estudio indican la necesidad de profundizar en la investigación para entender mejor la interacción entre estos metabolitos y el organismo y como pueden ser incorporados en protocolos clínicos para detectar de manera precoz el riesgo de diabetes tipo 2.