La enfermedad de párkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta el movimiento y puede presentar síntomas como temblores, rigidez muscular y dificultades en el habla y encontrar formas eficaces de mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen es un objetivo prioritario para la comunidad científica.
Una de las actividades que pueden ayudar a estos pacientes es participar en actividades teatrales debido a que puede ser una herramienta muy útil para mejorar el bienestar emocional de muchas personas, como los adultos mayores, en los que constituye un antídoto contra la soledad no deseada y una ayuda inestimable para potenciar sus relaciones sociales. Una nueva investigación realizada por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) junto con el Hospital de Sant Pau comprobó que el teatro tiene un efecto positivo en el estado de ánimo y en la conexión emocional de los pacientes con párkinson.

El trabajo se publicó en la revista Arts & Health bajo el título ‘Efficacy of a theatre-based intervention in patients with Parkinson’s disease’ y es pionero en estudiar los efectos de una intervención teatral en estos pacientes tanto desde la vertiente activa, como pasiva; es decir, asistiendo a funciones y participando en talleres.
La experiencia teatral mejoró la calidad de vida de los pacientes
En el estudio participaron personas de entre 50 y 75 años con enfermedad de párkinson, a las que se dividió en dos grupos. Uno de ellos siguió un programa cultural de tres meses que incluía asistir a obras de teatro, participar en talleres escénicos y realizar una visita guiada por el teatro. El otro grupo realizó ejercicios de estimulación cognitiva en casa. Para evaluar los resultados, se utilizaron pruebas neuropsicológicas y cuestionarios clínicamente validados, antes y después de la intervención.
Los efectos fueron especialmente visibles en el terreno emocional, ya que aquellos que participaron en la experiencia teatral experimentaron una significativa mejora en indicadores relacionados con su calidad de vida, según los resultados del cuestionario PDQ-39, específico para personas con párkinson. Esta mejoría no se observó en el grupo que solo realizó actividades en casa.

Además, en ambos grupos –tanto el teatral como el de estimulación cognitiva– se evidenció una reducción en los niveles de ansiedad y depresión, lo que sugiere que las dos propuestas pueden ser beneficiosas, aunque por caminos distintos. Sin embargo, los efectos más rápidos y destacables se observaron con la participación en los talleres teatrales: cada sesión producía una disminución inmediata de la carga emocional percibida.
El programa escénico incluyó cinco funciones teatrales con sesiones preparatorias y cinco talleres prácticos dirigidos por profesionales de un teatro de Barcelona. Estas actividades se centraban en explorar el cuerpo y el espacio, trabajar la improvisación y compartir historias en grupo. Según los investigadores, este tipo de dinámicas favorecen la expresión emocional y fortalecen los lazos afectivos entre los participantes, reduciendo la sensación de aislamiento.
Otros detalles del estudio
Cada taller incluía ejercicios como calentamientos físicos, juegos con el espacio escénico, actividades basadas en emociones e improvisaciones colectivas. La combinación de estas técnicas fomentó tanto la conciencia corporal como la conexión emocional, que constituyen elementos clave para explicar los beneficios referidos por los participantes.
Aunque los test objetivos no mostraron mejoras significativas en el plano cognitivo, sí se registró una percepción subjetiva positiva: las personas sentían que su agilidad mental en el día a día había mejorado, lo que se traduce en más seguridad para afrontar las actividades cotidianas.
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La experiencia fue muy bien recibida por quienes participaron. Las actividades teatrales recibieron puntuaciones medias de entre 4,4 y 4,8 sobre 5, destacando especialmente la visita guiada al teatro. La sensación de sentirse acompañados y comprendidos por otras personas en su misma situación fue uno de los aspectos más valorados por los pacientes de párkinson.
La conclusión principal fue que las actividades teatrales no solo ayudan a combatir síntomas como la apatía, el aislamiento o la anhedonia –difíciles de solucionar con un tratamiento farmacológico–, sino que también contribuyen al bienestar emocional desde una vertiente humana y social. Esta línea sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tal como indica en su informe sobre el valor de las intervenciones artísticas para la salud, centrándose en iniciativas para integrar las artes en la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles.