La anestesia general induce un estado de inconsciencia controlada en el que el paciente no siente dolor ni recuerda el procedimiento. Según el anestesiólogo Isaac Chávez Díaz, de México, “la pérdida de conciencia se produce entre 30 y 40 segundos después de administrar los medicamentos”. Durante este proceso, se monitorean las constantes vitales y se utilizan medicamentos para mantener la inmovilidad y garantizar que el cuerpo no reaccione ante estímulos quirúrgicos.
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De acuerdo con MedlinePlus, los anestésicos pueden aplicarse por inyección, inhalación o tópicamente, y su uso es imprescindible para muchas intervenciones. La Federación Mundial de Sociedades de Anestesiólogos (WFSA) remarca que el desarrollo de esta técnica no ha sido uniforme a nivel global, ya que cada país tiene su propia evolución según factores culturales, médicos y educativos.
Cannabis y anestesia, una combinación a considerar
El consumo de cannabis, ya sea fumado, vaporizado o ingerido, puede modificar la respuesta del cuerpo ante la anestesia general. La Dra. Jennifer Kollman, anestesióloga y directora médica senior en UCHealth (Colorado), afirma que los pacientes que usan marihuana habitualmente pueden requerir dosis mucho mayores de anestesia para lograr el mismo efecto. “Podría necesitar 100 mililitros de Propofol en lugar de 10”, ejemplifica.
Además, sugiere que quienes consumen cannabis pueden presentar vaciado gástrico más lento, lo que eleva el riesgo de aspiración durante la cirugía. También, si hay enfermedades cardíacas, usar marihuana en la hora previa a la operación podría incrementar el riesgo de infarto.

Por eso, Kollman enfatiza la importancia de hablar con honestidad con el anestesiólogo: “Podemos resolverlo una vez dormido, pero es mejor prevenir”.
La ansiedad antes de la anestesia y cómo abordarla
El miedo a la anestesia persiste, pese a los avances. El Dr. Emilio Maseda Garrido, jefe asociado de Anestesiología del Hospital Quirónsalud Valle del Henares, de España, identifica los principales temores:
- perder el control
- no despertar
- no saber qué sucede durante la intervención.
La información certera y el vínculo con el equipo médico son fundamentales para reducir esa ansiedad.
Además, el anestesiólogo no solo administra medicamentos, sino que actúa como el responsable del bienestar general del paciente durante toda la cirugía, desde antes de dormir hasta que vuelve en sí.