Un equipo de científicos del Instituto do Câncer do Estado de São Paulo (Brasil) ha descubierto que mutaciones en cuatro genes específicos —BRCA2, CDH1, RHOA y TP53— están directamente relacionadas con la progresión y agresividad del cáncer de estómago. Este hallazgo se basa en el análisis de muestras tumorales de 87 pacientes sometidos a cirugía y quimioterapia, donde aproximadamente un tercio presentó alteraciones en estos genes.
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El Dr. Ulysses Ribeiro, principal autor del estudio y profesor en el Instituto do Câncer do Estado de São Paulo, destacó que “no todos los cánceres de estómago son iguales”.
Agregó: “Hoy en día, la mayoría de los cánceres gástricos se trata de la misma manera -con cirugía y quimioterapia-, pero esperamos identificar diferencias moleculares clave para poder adaptar el tratamiento a la biología del tumor de cada paciente”.
Estos descubrimientos podrían permitir la implementación de terapias dirigidas más efectivas y menos invasivas, adaptadas al perfil genético de cada paciente.

El cáncer gástrico puede presentar síntomas inespecíficos en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección temprana. Entre los signos de alerta se incluyen:
- Sensación de plenitud después de comer pequeñas cantidades de comida.
- Pérdida de peso no explicada.
- Náuseas o vómitos, con o sin sangre.
- Dolor o malestar abdominal, generalmente por encima del ombligo.
- Heces oscuras o con sangre.
“Cuando esta sintomatología perdura en el tiempo, el médico de Atención Primaria debería derivar al especialista, que debe valorar si se le tiene que hacer algún estudio de control. Lo que no se puede hacer es retrasar y esperar hasta dos años“, indicó Pilar Ruiz, presidenta de la Asociación Contra el Cáncer Gástrico y Gastrectomizados (ACCGG) de España.
Hacia un tratamiento más personalizado
La identificación de mutaciones en los genes BRCA2, CDH1, RHOA y TP53 abre la puerta a terapias más personalizadas para el cáncer gástrico. Estas mutaciones no solo están asociadas a una mayor probabilidad de recaída o muerte por la enfermedad, sino que incluyen genes bien conocidos como BRCA2, ya implicado en cánceres de mama y ovario, así como variantes nunca antes descritas que podrían tener relevancia terapéutica.
El desarrollo de tratamientos dirigidos basados en el perfil genético del tumor podría mejorar significativamente el pronóstico de los pacientes, ofreciendo opciones terapéuticas más efectivas y con menos efectos secundarios.