La presión arterial es uno de los indicadores más importantes de la salud cardiovascular, cuyos valores reflejan cómo el corazón y las arterias trabajan en conjunto para distribuir la sangre a todo el cuerpo.
Controlarse la presión arterial es una de las medidas más básicas y efectivas para prevenir enfermedades cardiovasculares, pero hay muchas personas que desconocen que existe un modo adecuado de medirla en sus casas, ya que, no solo importa el tensiómetro hogareño que se utiliza, sino que también incide la postura, el momento del día, incluso la cantidad de veces que se la toma.

“Lo ideal es tomar al menos dos mediciones consecutivas, con un pequeño intervalo entre ambas. Si hay una diferencia de más de 10 milímetros de mercurio en la presión máxima entre las dos mediciones, se recomienda realizar una tercera y promediar los valores de la segunda y la tercera”, explica el doctor Sergio Baratta, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Austral, destacando la importancia de reducir al máximo las variaciones para obtener valores confiables.
Cómo evitar los errores más frecuentes para una medición fiable
Uno de los problemas más comunes es la falta de estandarización en la técnica de medición de la presión. Si no se mide siempre de la misma manera, los valores pueden no ser comparables en el tiempo, por lo cual hay que tomar recaudos tomar al momento de monitorearse de manera domiciliaria y algunas pautas para aplicar, según Baratta son:
- Respecto a los equipos domésticos. Conviene utilizar un tensiómetro de brazo validado, preferentemente automático, en tanto requiere menos calibraciones. El aneroide -es decir, el del relojito-, en cambio, debe calibrarse cada seis meses, algo que rara vez la gente lleva a cabo.
- El tamaño del manguito sí importa. Si el manguito es demasiado pequeño, puede sobreestimar la presión; si es demasiado grande, subestimarla. Para saber el talle correcto, se debe medir la circunferencia del brazo y luego verificar si coincide con la medida indicada en el tensiómetro.
- En cuanto a la colocación del brazalete, debe ir dos centímetros por encima del pliegue del codo, directamente sobre la piel, sin que medie la ropa. No debe estar ni muy flojo ni muy ajustado: deben entrar dos dedos entre el manguito y el brazo.
- Hay un período de reposo durante la preparación: de 3 a 5 minutos, en un lugar tranquilo.
- En lo que refiere a la postura, necesita ser relajada, de lo contrario puede alterar la medición. Es importante sentarse con la espalda apoyada en el respaldo y los pies en el suelo, sin cruzar las piernas. Apoyar bien la cola en el asiento. Y mantener el brazo relajado, con la palma hacia abajo y a la altura del corazón.
- Otras condiciones a tener en cuenta. Esperar al menos 30 minutos si se ha consumido alcohol, cafeína, bebidas gaseosas, fumado o realizado ejercicio intenso. No medir la presión en presencia de dolor. Vaciar la vejiga antes de la medición.
- No se debe hablar ni mascar chicle durante la medición.
Quiénes deben medirse la presión arterial y en qué momento del día
En principio, se debe saber los valores de referencia y el doctor Sebastián Obregón, jefe del Centro de Hipertensión Arterial del citado centro de salud, dijo que “los normales han sido durante mucho tiempo materia de discusión en medicina, entendiendo por ‘normal’ aquellos parámetros que no generan daño en la gran mayoría de la población”. En ese sentido dijo que, por consenso científico, estos valores son: menos de 130 milímetros de mercurio (mm Hg) para la presión arterial sistólica, y menos de 80 mm Hg para la diastólica.
El experto añadió: “Si las mediciones dan valores iguales o superiores a 140-90 repetidamente en el tiempo, recién entonces podríamos estar frente a un cuadro de hipertensión. En el caso de las mediciones domiciliarias, la referencia es ligeramente distinta, 135-85, por algo que llamamos ‘fenómeno de guardapolvo blanco’: la tensión adicional, de estrés, que los pacientes sienten en el consultorio”.

En tanto, medirse la presión arterial no es solo para quienes tienen un diagnóstico de hipertensión. “La recomendación es que todas las personas, incluso desde la niñez, controlen su presión al menos una vez al año. En adultos mayores, es fundamental porque la hipertensión arterial afecta a la mitad de esta población y muchas veces no presenta síntomas”, plantea Obregón. El monitoreo domiciliario es especialmente útil en personas con valores límite o que ya reciben tratamiento. Para estos casos, se recomienda realizar mediciones dos veces al día -antes del desayuno y antes de la cena, y previo a tomar fármacos si se está medicado- durante 4 a 7 días de la semana.
Factores que inciden en la presión arterial
La predisposición a tener presión alta está determinada por múltiples factores: genéticos, hormonales, ambientales, etcétera. “Hoy sabemos que hay más de 1000 genes vinculados al mal control de la presión arterial. Pero también influyen el consumo de tabaco, el sedentarismo, la diabetes, la obesidad, el estrés crónico, el ruido ambiental, por citar algunos factores de riesgo”, detalla Obregón.
Agrega que incluso existen jóvenes con hipertensión arterial al señalar que en un estudio reciente del equipo del mencionado Hospital que lideró con la doctora Carol Kotliar, se encontró que entre el 20 y el 30 % de los pacientes de entre 20 y 40 años presentan un envejecimiento prematuro de sus arterias a causa de un alza en la rigidez de su sistema arterial, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedad cardiovascular”.
Lee también La mejor manera de prevenir la hipertensión, según la ciencia
Cuando de presión se trata, además del monitoreo regular, mantener hábitos saludables es esencial. “Reducir el consumo de sodio y evitar el tabaco, por ejemplo, contribuyen a mantener la presión arterial dentro de los valores adecuados”, agrega el jefe del Centro de Hipertensión Arterial, que pone especial énfasis en el deporte y explicó el motivo.
“Cuando hacemos ejercicio, los músculos necesitan más oxígeno. Para llevarles ese oxígeno, el cuerpo aumenta el flujo de sangre y las arterias se ensanchan para permitir ese mayor paso de sangre. Este ensanchamiento de las arterias reduce la resistencia al flujo sanguíneo. Como la sangre circula más fácilmente, la presión dentro de las arterias baja. Además, con el tiempo, el ejercicio mejora la elasticidad de las arterias, lo que también ayuda a mantener la presión arterial más baja”, culminó.