Hace un tiempo que los mitos del amor romántico se fueron desvaneciendo y pareciera que las parejas para toda la vida se convirtieron en un hecho del pasado. Pero no es tan así: para que una pareja dure eternamente, hace falta cuidar de esa relación como si se tratase de un jardín, regándola con mimos y atenciones a diario.
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En anteriores generaciones existía un desequilibrio que provocaba una dependencia económica que alejaba cualquier opción de romper la relación. Actualmente, las relaciones son más equilibradas, el valor del compromiso ha cambiado, las expectativas en las relaciones actualmente son más elevadas y esperamos una conexión plena y una compatibilidad completa, explica la psicóloga y sexóloga española Silvia Sanz.
Esto no significa que una relación de pareja está destinada al fracaso, sino que hay que trabajar diferentes aspectos para que ese vínculo dure a lo largo de los años, a pesar de los cambios individuales de cada miembro de la pareja y de las diferentes situaciones que puedan ocurrir con el tiempo. Para la escritora francesa Martine Castello, los tres pilares básicos que hay que apuntalar para sustentar la relación a lo largo de los años son tres: corazón, cuerpo y conciencia.
Qué es la regla de las tres C
Las palabras corazón, cuerpo y conciencia son los tres puntos importantes que, en opinión de Castello, deben cuidarse y trabajarse en toda relación de pareja para el vínculo dure a lo largo de los años.
- Corazón. Se refiere a los sentimientos que deben existir entre los miembros de la pareja. Evidentemente, esos sentimientos deben ser recíprocos, porque si un miembro de la pareja está más involucrado que el otro, el desequilibrio emocional terminará por dinamitar la relación. “Las relaciones son como las plantas: hay que cuidarlas a diario. Si se descuidan a nivel emocional o afectivo, la pareja se resiente lentamente”, indica Silvia Sanz. Para Castello, algunos síntomas claros de ese amor y compromiso con el otro no son las grandes muestras de amor puntuales, sino las que se van viendo en el día a día. Esos cumplidos cuando el otro acaba de despertarse y todavía no ha tenido tiempo ni de lavarse la cara. Escucharle de verdad, activamente, y prestar atención a sus preocupaciones como si fueran las propias. Ceder en algunas cosas para hacer lo que el otro quiere y construir proyectos juntos, teniendo una ilusión compartida. Todo ello fortalece la primera C de la regla de la autora francesa.
- Cuerpo. El segundo pilar al que hace referencia la autora es el cuerpo. Pero con cuerpo no se refiere únicamente a la atracción física, que también puede ser importante, sino a la química emocional y espiritual que debe haber entre los miembros de la pareja. Ponerte a hablar de cualquier cosa con el otro y que esa conversación dure horas, estar cómodo con el otro en silencio, tener intereses comunes… todo ello son síntomas claros de que la relación va por el buen camino. Tres factores importantes que Castello señala como cruciales en este aspecto, son el estilo de vida, la identidad cultural y los valores morales. Es difícil mantener una relación con alguien cuando los pilares morales de ambos son antagónicos, cuando uno disfruta saliendo a la montaña y el otro sentado en el sofá viendo una serie o cuando la forma de ocio de uno es ver la tele y la del otro ir a una exposición. Al principio, estas diferencias son enriquecedoras, pero con el paso del tiempo, esta grieta tiende a hacerse cada vez más ancha hasta que la distancia es insalvable.
- Conciencia. Hace referencia a la comunicación. “El amor no lo puede todo, quererse no es suficiente para lidiar con las adversidades de la vida dentro de la relación, se necesita mucha comunicación, empatía y apoyo mutuo para poder potenciar la conexión como pareja. No solo basta con amarse, hay que querer quererse y cuidar la relación”, aconseja Silvia Sanz. No siempre es fácil comunicar lo que uno quiere y, sobre todo, lo que uno siente, pero la falta de comunicación o una comunicación ineficaz, es uno de los principales problemas de la relación. Por ello, Castello señala dos aspectos en su libro que son claves para que esta comunicación sea eficiente: transparencia y confianza. Recomienda tratar los conflictos siempre de manera constructiva, buscando llegar a un acuerdo, y no buscando culpables. Es clave expresar los sentimientos y preocupaciones de manera clara y con respeto, pero es igual de importante saber escuchar al otro para comprender de verdad sus necesidades.