La alimentación y la salud cerebral forman una ecuación que cada vez se va perfeccionando más. El hallazgo de neuronas en el estómago, que le otorgó el sobrenombre de segundo cerebro, marcó un punto de inflexión para estudiar patologías como las demencias, de las que la más prevalente es el alzhéimer. Ahora, desde Harvard, señalan que una dieta rica en frutas puede ser un factor importante de prevención.
La fruta es, junto a las verduras y los cereales integrales, un componente fundamental de una dieta saludable para el buen funcionamiento general del organismo. Uma Naidoo, psiquiatra nutricional y docente de la la Facultad de Medicina de Harvard, indica que los beneficios de alimentos específicos más allá de nuestro cuerpo, impactan en la agudeza mental, la memoria, el estado de ánimo e, incluso, el proceso cognitivo.
Naidoo es una destacada exponente y señala a los antioxidantes que se encuentran en los vegetales como grandes aliados para preservar la salud cognitiva, tan amenazada en la actualidad ante el aumento de la esperanza de vida y los diversos factores contaminantes que contribuyen a dañarla.
Las tres frutas recomendadas por Harvard
En el plano de la salud cerebral, Naidoo resalta a la palta: sus ácidos omega-3 y monoinsaturados reducen la inflamación causada por los radicales libres y pueden contribuir al estrés. Su fibra regula la función de los neurotransmisores para reducir la ansiedad y el magnesio ayuda a “calmar” el sistema nervioso central.
Puede haber cierta sorpresa con la inclusión de la palta como fruta, pero efectivamente lo es, ya que procede del árbol Persea americana, una especie de la familia Lauraceae. En este caso, el superpoder antioxidante se lo confiere su gran cantidad de vitamina E, algo que la diferencia del resto de frutas, pero también aporta vitamina C y B6 a nuestra dieta.
Hablando de antioxidantes, los arándanos rojos se encuentran entre los alimentos que contienen una mayor cantidad de estas moléculas. En concreto, destacan por las antocianinas, los flavonoides que además les confieren su característica pigmentación.
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En tanto, las fresas pertenecen a la familia de las Rosaceae y, al igual que los arándanos rojos, son una fuente importante de compuestos polifenólicos con actividad antioxidante, especialmente de antocianinas, ácidos fenólicos y vitamina C, de la que contiene cantidades cercanas a 60 miligramos por cada 100 gramos, una de las cifras más elevadas en el grupo de frutas.