Algunas veces escuchamos que alguien se queja por haber recuperado los kilos que tanto le había costado perder con una dieta baja en calorías para adelgazar y eso es lo que se conoce como efecto rebote o efecto yo-yo. Esta situación resulta a veces desesperante para quien la padece, pero ahora un equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich encontró una posible explicación a este fenómeno que podría ayudar a prevenirlo.
Los investigadores demostraron que el problema tendría su origen en la epigenética, una rama de la genética que se basa en pequeñas señales químicas. Mientras que la secuencia genética evoluciona con el tiempo y la heredamos de nuestros padres, las marcas epigenéticas son más dinámicas y factores ambientales y de nuestro estilo de vida -como los hábitos dietéticos-, o nuestro estado físico pueden modificarlas a lo largo de la vida.
Aunque estas marcas sean cambiantes también pueden permanecer estables durante años o, incluso, décadas, determinando qué genes están activos o inactivos en nuestras células. “La epigenética le dice a una célula qué tipo de célula es y qué debe hacer”, explicó Laura Hinte, integrante del grupo liderado por Ferdinand von Meyenn, profesor de Nutrición y Epigenética Metabólica de la citada escuela suiza.
Hay células que recuerdan la obesidad y contribuyen al efecto rebote
El equipo de von Meyenn, junto con Daniel Castellano Castillo, exinvestigador posdoctoral en su grupo, estudió las causas moleculares del efecto yo-yo en ratones analizando células grasas de los animales con sobrepeso y de aquellos que habían perdido peso mediante dietas. Los investigadores descubrieron que la obesidad genera cambios epigenéticos característicos en el núcleo de las células grasas y que estos cambios persisten incluso después de perder peso.
“Las células grasas recuerdan el estado de sobrepeso y pueden volver a ese estado más fácilmente”, afirma von Meyenn. Los investigadores pudieron demostrar que los ratones con estos marcadores epigenéticos recuperaron peso más rápidamente cuando volvieron a tener acceso a una dieta rica en grasas y, según la experta: “Eso significa que hemos encontrado una base molecular para el efecto yo-yo”.
También encontraron indicios de este mecanismo en humanos. Analizaron biopsias de tejido graso de personas que habían sido obesas y se habían sometido a cirugías de reducción de estómago o bypass gástrico. Estas muestras procedían de estudios realizados en el Instituto Karolinska de Estocolmo y en hospitales de Leipzig, Dresde y Karlsruhe y revelaron patrones de expresión génica consistentes con los hallazgos en ratones.
Otros detalles del estudio
Una incógnita que los investigadores no resolvieron aún es durante cuánto tiempo pueden recordar la obesidad las células grasas, ya que, según indica Hinte, las células grasas tienen una prolongada vida útil de una media de diez años antes de que nuestro cuerpo las reemplace con nuevas células. Actualmente, no es posible modificar estas marcas epigenéticas en el núcleo celular mediante fármacos para borrar la memoria epigenética.
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Von Meyenn añade que es precisamente por este efecto memoria por lo que es tan importante evitar el sobrepeso, ya que esa es la forma más sencilla de combatir el fenómeno yo-yo, en un mensaje que dirige especialmente a niños y jóvenes. La investigación demostró por primera vez que las células grasas poseen una memoria epigenética de la obesidad, pero sospechan que no son las únicas células con esta capacidad, ya que hay otras que también podrían desempeñar un papel en el efecto yo-yo.